Capítulo 12

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Jay sonríe sin vergüenza, de esas sonrisas que Jungwon había olvidado por completo, de aquellas que ya no podía ver conforme pasaban los años y la ciudad se volvía más decadente, quizás es por eso que le atrae el sucio, porque tiene la vida que to...

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Jay sonríe sin vergüenza, de esas sonrisas que Jungwon había olvidado por completo, de aquellas que ya no podía ver conforme pasaban los años y la ciudad se volvía más decadente, quizás es por eso que le atrae el sucio, porque tiene la vida que todos desean en esa pequeña ciudad, porque puede sonreír sin miedo a que mañana ya no pueda hacerlo, es por eso que le gusta verlo, porque le otorga vida, porque lo hace sentir en una realidad alterna donde preocuparse es parte de la vida y no la vida en sí, Jay es su escape a un mundo que solo existía en sus grandes deseos, porque era imposible soñarlo. Es por eso que quiere dejar de mentir, quiere que el mayor lo abrace como si él perteneciera a ese mundo al que quiere llegar, quiere sentir por primera vez que está libre de todo castigo que reciba su tierra, quiere enamorarse sin sentir miedo, sin darle la traición a su pueblo, quiere amar olvidando que su padre lo mataría si se enterara, Jungwon ya no quiere ser Jungwon, ya no quiere ser ese niño que se ocupa de su familia, ahora solo quiere ser el chico que está enamorado de un sucio, ese chico que se enamoró de alguien mayor, él solo quiere amar.

Tiene al sucio sobre el esperando una respuesta, una que quizás sea verdadera donde no aparte la mirada o una en la que mienta y la aparte, de cualquier modo obtendrá lo que quiere porque aquello es verdad, es una pregunta sin salida. Cuando se arma de valor reconoce ese perfume que tanto daño le causó, la razón por la que tiene tantos moretones y su cuerpo está dañado, lo reconoce y no lo detesta, de hecho no quiere que se aparte porque quiere seguir impregnándose de él. Sus ojos están anclados, no tiemblan ni se mueven de un lugar a otro como si estuviera evadiendo o buscando, es el momento perfecto para decir que no o dar una frase que evada todo, es el momento perfecto de huir, ese momento que Jungwon rechaza y deja que el tiempo corra apreciando el rostro perfecto del sucio. Sus manos se alzan hasta llegar al pecho de Jay en un amago por sacárselo de encima, observa como en sus dedos hay pequeñas cortadas quizás por haberse caído al suelo, sus manos están tan dañadas y es en ese instante en el que se imagina en qué estado se encontrara su rostro.

-Me gustas.- Logra decir casi como si no fuera él, como si sus labios se hubieran despegado de su inquieta mente y hablado por si mismos incapaz de mentir, es hora de arrepentirse y fingir que nada ocurrió, debe salir de ahí y delatarlo o algo parecido, pero no lo hace.

El sucio lo sabía desde hace tiempo, Jungwon lo reconoce por ese gesto que le indica que no está sorprendido, que realmente se esperaba ello. La poca sorpresa que Jay muestra es porque no se esperaba la confesión, pero ahí está, la tiene y quizás la guardara por un tiempo para luego desecharla. Se miran como si esperaran algo, o como si desconfiaran de los actos del contrario, porque ambas pupilas ni siquiera tiemblan, están concentradas en las contrarias, tanto que parpadean más rápido de lo que deberían.

-Lo se.- Dice Jay confiado de si mismo. -Yo le gusto a todos.- Aquella es una frase para salir de esa situación, una puerta que Jay abre para que Jungwon salga disparado por ella, pero nadie sale, no hay respuesta molesta o sarcástica, la seriedad del momento ni siquiera tiembla ante esa pequeña parte de egocentrismo. Jungwon asiente demostrando que no duda aquello y tomándoselo como verdad en vez de como una mala broma.

Sucio | JAYWONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora