El alemán

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park_joonie

Siempre me han gustado los alemanes. Si es que me tienen loca. No sé, algo en su forma de hablar, de pensar... Por eso, hace cuatro meses, cuando el tutor nos presentó a nuestro nuevo compañero casi se me cayó la baba.

Llevaba todo el verano soñando con alemanes, aprendiendo su idioma y consumiendo un montón de contenido alemán. Hasta tenía un vision board con fotos de alemanes. Así que, cuando un alemán de metro ochenta, ojos verdes, castaño, serio y que le pillaba mirándome de vez en cuando apareció en mi clase, se me paró el corazón.

Al principio empecé ayudándole con el castellano y riéndome por sus bromas. Luego empezó a explicarme cómo eran sus paisanos. Cuáles eran sus insultos favoritos. Qué hacía por las tardes. Cómo eran sus partidos. También nos sonreíamos un montón. Yo era toda sonrisas, siempre, antes y después de conocerlo aun más, pero él no lo era tanto. Me dijo que no le gustaba sonreír, pero mira tú por dónde: siempre me sonríe cuando le hablo en alemán. Lache mich nicht aus, Adrián, le digo cuando le pillo con la comisura de los labios apuntando hacia arriba.

A mí me encantaba pasar tiempo con él. Se notaba que era una persona con personalidad fuerte. Aunque no fui la única en notarlo. Yo no fui la única que se fijó en él. Mis amigas también lo hicieron. Y las amigas de mis amigas. Y todo el curso, vamos. ¿El problema? Que nos gustaba a todas y me usaban para acercarse  a él: "Natalia, ¿me lo presentas?" "¿Qué tal te va con Adrián, Natalia?" "¿Seguro que no tiene novia, Natalia?". ¿Mi alivio? Que parecía que tan solo tenía ojos para mí. ¿Por qué lo digo? Bueno, no estoy segura al cien por cien, pero llegó a mis oídos que una chica le había invitado a salir y él le dijo que no. Cuando ellas le rondaban, me miraba a mí. Cuando le hablaban, me miraba a mí. Desde allí, empezaron a recorrer algunos rumores bastante crueles sobre él. Que si tenía problemas mentales, que si era un egocéntrico, que si era un solitario, que si era una mala persona... Él me dijo que no le importaba lo que decían, pero también estuvo durante mucho tiempo en silencio y sin saber que decir.

La chispa, si es que se le puede considerar así por lo grande que era, surgió después de muchos meses de roces y, ya sabéis, el roce hace el cariño. Me gustaba un montón. Y yo a él también, lo sé. Algunas tardes quedábamos, otras noches nos las pasábamos escribiéndonos y otros días en clase sonriendo como bobos.

Aunque, a pesar de estar tan confusa por él, sabía que debía concentrarme en mis estudios. Era el último año de instituto y el próximo ya estaríamos cada uno en una punta diferente del país.

Hubiéramos sido una buena pareja si alguno de los dos hubiera dicho lo que sentía mucho antes de coger un avión para salir de la ciudad y no volver a vernos jamás. O si él no tuviese novia. O si él no fuera más que una imaginación mía que mi cerebro había creado el primer día de clases cuando el profesor de Biología estaba explicando.

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Reto de escritura por BPO1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora