Conformándose

120 9 3
                                    

NOTA: Holi, una amiga se quiere adentrar en el terror extremo erotico, por lo que me pidió permiso para escribir un capitulo de este fic, el fin de este capitulo es hacer una prueba, el objetivo de mi amiga es generar asco o molestia, ¿Funciono? Hablen putos, hablen o serán sacrificados al amanecer.
Wattpad de mi amiga: AmaraZabala44

La cabeza de Rhaenyra golpeó la ventana de cristal y cayó al suelo con pequeños cortes en las manos y los ojos. El sonido de los cristales rotos era como la música de la lluvia cayendo al suelo, sus gritos encajan bien en ese concierto, parecían leves y melodiosos truenos anunciando la lluvia tras una época de sequía interminable. Gloriosos. Su piel, suave y frágil, como la piel de una cebolla, se agrietó cuando los cristales se hundieron en su cuerpo, Aemond sonrió de oreja a oreja mientras atravesaba el agujero que hizo al golpear la ventana. El cristal se hizo añicos bajo los pies. Rhaenyra subió dos tramos de escaleras que conducían a las escaleras directas hacía el despacho, el despacho de su padre, ¿Incluso ahora tenía la certeza de que él iba a cuidarla? Su sonrisa se convirtió en un ceño fruncido mientras aceleraba el paso para sentarse junto a ella. Sintió que su corazón latía con calor mientras estaba junto a ella y vio su contracción, suave y flexible como un bebé recién nacido, endureciendo su polla ante tal visión. Incapaz de contenerse asesto una patada en su estomago y luego otra en sus turgentes senos. El primer golpe le hizo enroscarse en la pierna como una serpiente. Este último pudo ponerlo boca arriba. Podía ver su rostro y sonreír. La felicidad que obtuvo al hacerle todas estas cosas. Extendió su mano, para apartas los mechones de su sedoso cabello, quería ver su rostro mientras le hacía daño, mientras cobraba venganza por lo sucedido en el pasado. Esperaba ver miedo, confusión o incluso una mirada en blanca por el dolor. Aemond pensó en las lágrimas corriendo por sus mejillas y la flecha en sus labios mientras me rogaba que parara, pero solo una sonrisa roja como la sangre le devolvió la mirada. Su plan era demostrarle que se merecía todo esto, pero se encontré arrodillada a su lado y colocando mi mano alrededor de su cuello.

—¿De qué te ríes, puta? 

Le pregunto mientras ejercía más presión, pero ella solo gimió en éxtasis. Pronto las manos de Aemond abandonaron el cuello, dejando sus marcas moradas y amarillas. Su único ojo brillaba en algo que solo podía ser descrito de una forma: rabia; la más profunda de las rabias. La sujeto de su cintura, haciéndola sentarse sobre los cristales que perforaron sus muslos regordetes, la tiro del cabello, forzándola a que lo mirara a los ojos, esos labios regordetes...esa mirada en blanco...parecía una muñeca sin cerebro. Tiro de su cabello hacía atrás, asestando una patada en su coño, ella chillo, retorciéndose en agonía...o eso pensó, porque antes de darse cuenta ella estaba de rodillas, entre sus piernas frotando sus magulladas tetas contra su entrepierna.

—Tío—gimió ella—Me he portado mal, merezco un castigo—¿Era eso? ¿Para eso su tío Daemon se la llevo lejos de la familia cuando tenía tan solo 14 años? Su ojo brillo de furia, tomándola del cuello.

—Mereces mas que un simple castigo, perra maldita, nos dejaste, solos, llevándote contigo cualquier amor de nuestro padre, ni siquiera pensaste en salvarnos de las garras codiciosas de los adultos en nuestras vidas—su mano bajo, permitiéndole tomar una bocanada de aire, metió sus manos dentro de su vestido y lo rompió de un tirón, liberando las pesadas tetas de su cautiverio—pero puedes pagarlo, deberás pagar el precio de tu abandono.

Acaricio sus labios sangrantes, preguntándose qué otras cosas le habría hecho el tío Daemon para someterla así. Sus manos apretaron sus pechos, tirando de ellos de manera dolorosa. Le dio un puñetazo en la cara, haciéndola caer hacía atrás, se puso de pie y le piso el coño, una, dos y hasta cinco veces, quería hacerlo siete, pero ya estaba demasiado hinchado y sangrante, no quería destruirla, no todavía. Le dio un puñetazo en los pechos, luego en la cara, quizás si le deformaba lo suficientemente ese lindo rostro nunca más volvería a dejarlo. Se bajo la cremallera y hundió su polla endurecida de una sola estocada en su coño sangrante, la sujeto del cuello mientras la penetraba, busco con su ojo algo, cualquier cosa que le ayudara a inmovilizarla por completo, no había nada que pudiera usar, estaban en el jardín, cerca de la piscina principal, siguió buscando mientras se enterraba mas y mas en su interior, ella lo aruñaba, sus largas uñas clavándose contra la piel de su brazo, abría y cerraba su linda boca como un pez fuera del agua, entonces lo vio: una caja de herramientas; azoto la cabeza de su hermana contra el suelo y avanzo a la caja, tomo un martillo y se giro para verla tosiendo con dificultad contra el suelo, ¿Qué sería mejor partir primero? Sus lindas piernas para que no pudiera dejarlo otra vez, a un no se decidía si romperle los brazos también, le gustaba la idea de que ella se aferrará a él mientras la follaba. Le dio otra patada en el estomago y se dejo caer contra ella, sostuvo sus regordetas piernas, alzando el martillo.

—Ahora nunca me vas a dejar.

—¡Qu...queso!—chillo ella entre lagrimas.

Aemond dejo caer el martillo a un lado, mirando a la mujer con disgusto.

—Dijiste que podías aguantar—se levanto mirando a la prostituta con desdén—para eso te pago, para aguantar.

Alys se retorció, tratando de respirar, su rostro estaba cubierto por sangre y lagrimas, chillo adolorida sintiendo su coño palpitando dolorosamente, la orina mezclándose con la sangre.

—Lo sé, pero esto...esto es demasiado—llevaba cinco años siendo la prostituta predilecta de Aemond Targaryen, era la única capaz de aguantar todos sus juegos bruscos y aunque no era capaz de rellenar completamente los vestidos que le hacía usar era capaz de soportar el dolor.

El muchacho encendió un cigarrillo, le arrojo 10 billetes de 100 y le hizo un gesto para que se fuera.

—Largo, regresa cuando estés lista para cumplir tu trabajo.

Se sentó al lado de la piscina, escuchando los quejidos de Alys mientras se arrastraba. Comenzaba a odiarla, siempre diciendo su estúpida palabra de seguridad, quizás era hora de buscar otra que sí pudiera aguantar sus juegos. Estuvo un rato fumando hasta que no pudo ignorar mas su erección, a pasos lentos entro en la casa, era una de las muchas propiedades de los Targaryen y como toda mansión que les pertenecía tenía una habitación para cada uno de ellos. Incluida Rhaenyra. Su habitación estaba intacta, una carta de amor al rosa y a su gata, Syrax, cualquier vería solo la habitación de una niña, pero para Aemond era algo mas. Entro al armario y busco algo, algún vestido, enterró su rostro en el y no pudo evitar imaginarse a la Rhaenyra de 14 años que alguna vez vivió en esa habitación.

—Hermanito—ella lo miraba con esa sonrisa capaz de poner a cualquiera de rodillas, abrió sus piernas, revelando su coño lampiño y apretado, puro, sin estar estirado por la verga de Daemon o por sus bastardos—ayudame, siento cosquillas ahí abajo.

Se dejo caer sobre la cama, inhalando su aroma, casi podía sentirla. Se desabrocho el pantalón y comenzó a frotarse, pero en su mente ya estaba entrando en la suavidad del cuerpo de su hermana, acariciaba sus pechos respingones, no tan grandes como en su adultez y bebía del dulce néctar de sus labios, pero entonces aquella joven Rhaenyra se volvía una mujer, aquella mujer de cuerpo lascivo que no dudó en abandonarlo. La tomo del cuello, estrellando su cabeza contra la cama, tomo una almohada y la coloco sobre su cabeza.

—Nunca...—dijo gimiendo—nunca me volverás a dejar...

Siguió entrando y saliendo de ella, hasta que dejo de luchar. Soltó un fuerte gemido sintiendo el vestido de su hermana recibir la pesada carga, no podía lavarlo, si lo hacía perdería su aroma. Lo limpio lo mejor que pudo y lo regreso al armario junto con sus otros vestidos y faldas. Abrazo la almohada que ella alguna vez abrazo, por ahora tendría que conformarse con eso, con solo su imaginación y una prostituta cuya tarifa era muy cara para el pobre servicio que daba y entonces se durmió. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 18 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Duerme Para Hacerme FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora