Las primeras luces del amanecer apenas tocaban la vasta extensión de la región limítrofe entre el Imperio del Brasil y Gran Colombia. Era un día como cualquier otro, y las tierras se preparaban para el encuentro anual entre los dos poderosos líderes y sus aprendices, una tradición que mezclaba política y formación en una compleja danza de alianzas y rivalidades.En el imponente palacio del Imperio del Brasil, el ambiente estaba cargado de una calma tensa. El Imperio, con sus 29 años y una estatura que imponía respeto, se preparaba para el evento. Su aspecto era majestuoso, con un porte que transmitía autoridad, a pesar de su verdadera naturaleza como Omega, un secreto que solo su joven aprendiz conocía. Su rostro, serio y concentrado, estaba enmarcado por un cabello oscuro que caía en ondas hasta la parte superior de su espalda. Sus ojos, fríos y penetrantes, observaban cada detalle con una intensidad que mantenía a todos a su alrededor en silencio respetuoso.
Brasil, su aprendiz de 10 años, observaba con atención desde un rincón. Era un Beta en sus años formativos, con una actitud reservada y A pesar de su juventud, su lealtad hacia su mentor era evidente en cada mirada y gesto. Conocía el peso de la verdad que llevaba su mentor y sabía que debía mantener el secreto a toda costa.
Mientras tanto, al otro lado de la frontera, en la región cálida y vibrante que representaba Gran Colombia, el ambiente era notablemente diferente. El líder de 33 años se preparaba para el encuentro con una energía vibrante que llenaba el aire. Gran Colombia, con su aspecto cálido y accesible, contrastaba fuertemente con el Imperio del Brasil. Era un Alfa de gran presencia, con una sonrisa constante que iluminaba su rostro. Su cabello dorado y su porte amigable creaban un aura de calidez que lo hacía parecer un Golden retriever, y su actitud cercana hacía que todos se sintieran bienvenidos.
Los aprendices de Gran Colombia, Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá, estaban todos reunidos alrededor de él, cada uno mostrando sus propias características únicas. Venezuela, de 13 años, era un Alfa con una disposición seria pero leal. Colombia, de 12 años, compartía el mismo tipo de lealtad, aunque con un aire de curiosidad juvenil. Ecuador, de 11 años, era un Beta que demostraba una madurez sorprendente para su edad. Panamá, el menor de 10 años, también era un Beta, y a menudo se encontraba en el centro de la atención de sus compañeros con su actitud vivaz.
El encuentro se llevó a cabo en un campo neutral, una vasta extensión de tierra verde que simbolizaba la tregua entre los dos imperios. A medida que los grupos se acercaban, los contrastes entre ellos eran notables. El grupo del Imperio del Brasil avanzaba con un paso firme y decidido, sus ropajes oscuros y elegantes contrastando con la luz del sol que comenzaba a iluminar la escena. El Imperio del Brasil se movía con una precisión casi mecánica, su mirada distante observando el horizonte.
Por otro lado, el grupo de Gran Colombia se acercaba con una energía contagiosa. Gran Colombia saludó con una amplia sonrisa a su rival, su actitud cálida y amistosa chocando de manera evidente con la reserva del Imperio del Brasil. Los aprendices de Gran Colombia se dispersaron en el área, saludando y hablando animadamente con sus pares del Imperio del Brasil, quienes permanecían más reservados.
“¡Buenos días, Imperio del Brasil!” exclamó Gran Colombia, extendiendo una mano de manera amistosa. “Es un placer verlos. Espero que el viaje haya sido agradable.”
El Imperio del Brasil, con su semblante imperturbable, extendió una mano para un breve apretón. Su toque era firme, pero su mirada seguía siendo fría y distante. “Buenos días, Gran Colombia. El viaje fue... adecuado.”
Brasil, observando a su mentor con una mezcla de admiración y ansiedad, se acercó tímidamente a los otros aprendices. “Hola... Soy Brasil,” dijo en un tono suave, su mirada baja y su rostro enrojecido por la timidez.
“Hola, Brasil,” respondió Venezuela con una sonrisa amable. “Soy Venezuela. ¿Quieres jugar con nosotros mientras los mayores hablan?”
Brasil asintió, su rostro mostrando un pequeño destello de alegría mientras seguía a los otros aprendices. Mientras tanto, Gran Colombia y el Imperio del Brasil comenzaron a conversar sobre los temas del día, sus tonos de voz contrastando fuertemente: el de Gran Colombia era cálido y lleno de entusiasmo, mientras que el del Imperio del Brasil era controlado y formal.
La conversación entre los líderes giró en torno a los temas políticos actuales y las alianzas necesarias para mantener el equilibrio entre las dos potencias. Gran Colombia, con su forma natural de relacionarse y su habilidad para encontrar puntos en común, intentó suavizar la conversación. “Sabes, Imperio, tal vez podríamos considerar una forma de cooperación que beneficie a ambos lados. Algo que permita que nuestros aprendizajes también se beneficien de la experiencia del otro.”
El Imperio del Brasil, mientras escuchaba, mantuvo una actitud reservada. “Es una propuesta interesante, Gran Colombia. Sin embargo, debemos ser cautelosos. Las apariencias a veces pueden ser engañosas y la lealtad puede ser efímera.”
Gran Colombia sonrió, sin dejarse desanimar. “¡Claro, claro! Pero a veces, una chispa de buena voluntad puede encender un gran cambio. Además, nuestros aprendices están disfrutando de su tiempo juntos, y eso es algo que debemos fomentar.”
La conversación continuó, con Gran Colombia buscando puntos de conexión y el Imperio del Brasil manteniendo su postura distante. Los aprendices, mientras tanto, jugaban en el campo, riendo y formando lazos que podrían ser valiosos en el futuro.
A medida que el día avanzaba, el sol comenzaba a descender, creando un cielo teñido de anaranjado y rojo. El encuentro estaba llegando a su fin, y aunque las diferencias entre los líderes seguían presentes, había un aire de respeto mutuo que se había forjado. Los aprendizajes, por su parte, se habían unido en una amistad que prometía ser duradera, mostrando que incluso en un mundo lleno de expectativas y rivalidades, la conexión humana podía superar muchas barreras.
Gran Colombia y el Imperio del Brasil se despidieron, cada uno regresando a sus respectivos territorios con pensamientos encontrados sobre lo que el futuro podría traer. Mientras se alejaban, el Imperio del Brasil mantuvo su mirada en el horizonte, reflexionando sobre las palabras de Gran Colombia, y Gran Colombia observó el camino de regreso con una sonrisa esperanzada, esperando que las semillas de entendimiento y amistad plantadas ese día florecieran en algo más grande.
Así comenzaba una nueva etapa en la relación entre estos dos poderosos líderes, una etapa llena de potencial, desafíos y, tal vez, algo inesperado: un cambio en la dinámica que había definido sus vidas hasta ese momento.
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entre sombras y destinos: un amor prohibido
Fanfictionpara escribir esta historia me inspiré en Neny qué es una de mis escritoras favoritas de Wattpad y pueden ir a su cuenta si quieren ver el Canon original y esta es solo mi versión y en este canon el dominante será Gran Colombia y el sumiso será Impe...