Cap. 1

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[Osaka Japón, Marzo del 92]

Un día 10 de marzo, Naori estaba en la casa de su mejor amiga quien estaba fuera de la ciudad, buscaba como siempre lugares que le favorezcan para poder trabajar, un lugar que no le tomase tanto tiempo de su vida, al menos no por los días de semana para poder estudiar.

Así que desde su celular se dedicó la tarde entera para buscar e investigar lugares donde necesitasen trabajadoras, y que la acepten tan joven.. estuvo un buen rato para ver si tenía la suerte de encontrar algo que fuese de ayuda para almenos lograr traer a su hermano menor que estaba a cargo de su tía en una pequeña ciudad lejos de Osaka.
..
Mientras Naori buscaba, es interrumpida  por su mejor amiga que la estaba llamando.
Ella sabía lo de su amiga así que quiso ayudarla.
La llamaba para decirle que había encontrado su "salvación" refiriéndose a un trabajo que estaba lejos de la ciudad.

Era en un pequeño pueblo, debería tener dinero suficiente para ir y volver si quería seguir estudiando.

> Saotome, ¿Acaso tengo cara de niña rica?

< No tontita, pero puedo ayudarte, te puedo dar 100.000¥ te servirán para lo básico.

> ¿No es demasiado?

< No, no, esos pueblitos al ser pequeños deben de ser algo más caros, aparte necesitas para alquilar un apartamento, el viaje y claro que también debes comer ¿no crees?

> Si, si, tienes razón, muchas gracias Sao, no se que haría sin ti.

< No hay de que agradecer bonita, siempre vas a contar conmigo.


[colgar]

— 13 | 03 | 1987 —

: Naori llegó al lugar que Saotome le había mencionado, al llegar le pareció extraño que ese lugar no sea habitado por muchas personas, era de esperarse al ser un pueblo pequeño pero casi no había casas, mucho menos apartamentos, no había nadie allí, al menos no que ella notara.
Caminó hasta pasar por un templo enorme y viejo, al pasar unos segundos notó la extraña presencia de un anciano con túnicas negras qué la veía fijamente mientras parecía rezar.
Ella debió asumir que era el monje debido a su vestimenta.
Asustada se dirigió hacia el y le preguntó:
— s-señor, ¿podría usted decirme si este es el pueblo que sale aquí?

— Claro jovencita, déjeme ver.. Si, es este el lugar que busca, pero, ¿qué hace una niña como tú sola en un lugar como este?

— es que, vengo por trabajo, señor.

—¿Trabajo eh? Jovencita, aquí no hay casi pobladores, pero le deseo suerte.

— Gracias, Señor. Es usted muy amable.

— Que los dioses te bendigan hija.

— je.. Gracias.

Mientras iba por un camino de tierra muy angosto oyó a lo lejos el grito de una mujer que le retumbó  los oídos y no dejaba de sonar en su cabeza durante todo su recorrido. Fué hasta que un señor de unos 60 años se le cruzó en su camino y se detuvo a preguntar :

— ¿qué hace una jovencita como usted en un lugar como este?

— Busco un lugar para trabajar, señor.

El anciano cambió rápidamente la expresión de su rostro, como si el hecho de que la joven llegara ante su presencia buscando trabajo se tratase de un milagro enviado por los dioses en acto de misericordia.

— ah, jovencita creo tener el lugar adecuado para usted, ¿desearía acompañarme?

—oh- ¡Sí, si, claro! y sabe usted de algún lugar en donde me pueda hospedar por un tiempo? Igual, tendré que volver a mi ciudad por mis estudios así que estaré aquí por unos tres días..

— si, claro, por aquí hay un apartamento, te entregaré la llave cuando lleguemos al balneario.

— está bien señor, muchas gracias en verdad.

— no hay de qué.

Llegando al balneario Naori comenzó a sentir una extraña sensación, como si ya conociera ese lugar, a su vez notaba como alguien la observaba a lo lejos. No le dio mucha importancia debido a que venía mal de su viaje. Debió haber sido por cansancio y el tantas horas. También el hecho de estar lejos de su familia y ciudad.

Ya con el recorrido completo el dueño del balneario le dio la oportunidad de comenzar su día hoy.

— Bien, ya te enseñé todo lo que necesitas saber, te dejo el trabajo en tus manos jovencita, vas a estar bien, te lo aseguro. Nos vemos al final de tu turno, son solo unas 8hs.

Al iniciar su turno Naori fue de lo más bien aunque le fue un poco incómodo el escuchar los comentarios que le decían los clientes al final de cada atención. Los murmullos e opiniones mal intencionadas a cerca de ella, su edad y este lugar.. Pero esto apenas empezaba.

Llegó su último cliente de la noche, eran ya pasadas las 12 cuando llegó una mujer de aspecto espeluznante, traía su rostro cansado y unas feas vestimentas, no le agradó la presencia de esa mujer a Naori en lo absoluto, le parecía llevar una extraña y muy mala energía consigo, no era por su ropa ni su piel, no es de fijarse en ello, si no más bien en su expresión, su forma de hablar y el como el ambiente se había tornando tétrico al entrar aquella mujer.

— ¿qué se le ofrece señorita?

— toallas...gel de baño.

— claro, aquí tiene, ¿algo más?

—...

—oh-.. Está bien señorita..

— dolor...tristeza...una joven como tú.. Aquí.

— ¿uh?.. ¿Señora está bien?

—...
...

—qué extraño..
Me era ya de costumbre, no era el primer cliente raro al que atendía, pero esa mujer me traía inquieta durante el resto de mi turno, no pude mantener calma luego de que se fue.

Ya mi turno había acabado así que me dirigí al apto qué me había otorgado mi nuevo jefe, el señor shizu. Me dijo que podía irme a casa porque entendía que había sido un día difícil, mañana podría continuar mi trabajo temprano.

la joven del 404Donde viven las historias. Descúbrelo ahora