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Hoy parecía un día común en la ciudad, con todo transcurriendo normalmente.
O lo era, hasta ahora.
Un hombre adulto de unos 48 años y una muchacha de 15 años caminan por la ciudad, pero los transeúntes los miraban como bichos raros.
¿El por qué? La forma de vestir del hombre como si de el hechicero supremo se tratase, y por la forma que miraban el lugar, como si no fueran de este universo y esto fuera nuevo para ellos.
Lo cual es cierto, ambos no pertenecen aquí.
No son de este universo.
Estas personas son nada menos que Doctor Strange y América Chávez.
Wanda Maximoff, ahora conocida como la Bruja Escarlata, bajo la influencia del libro de los condenados, quiere secuestrar a la joven. América tiene el poder de viajar entre universos, algo que Wanda desea para encontrar un universo donde sus hijos estén vivos, sin importarle que Chávez muera en el intento.
Wanda estaba a punto de apoderarse del poder de América, pero en un momento de miedo, América abrió un portal que los transportó a otro universo, llevándonos al presente.
Strange y América caminan por la ciudad de este nuevo universo, donde todo es diferente.
La ciudad es más avanzada, con una armoniosa convivencia entre lo urbano y lo rural.
El semáforo se puso en rojo para los vehículos, pero cuando Strange intentó cruzar, un auto casi lo atropella si no fuera porque América lo jaló de la capa.
— ¿El rojo es el "siga"? —preguntó el adulto luego de ver el semáforo aún en rojo.
— Regla número uno de los viajes multiversales, no sabes nada de nada — comentó la adolescente.
— Claro...
El semáforo para los autos se pone en verde, mientras que para los peatones se pone en rojo.
— Luz roja —dijo Stephen, tratando de entender las diferencias de este universo —. ¿Y cuál es la regla número dos?
Stephen voltea a ver a la adolescente, pero ella había desaparecido de inmediato como algunos hombres al enterarse de que van a ser papás.
— ¿América?
"El mago de fiestas infantiles " voltea a ver a todos lados, buscándola con la mirada, pero no la encontraba.
— ¿¡América?! — empezando a preocuparse.
Una mano joven toca el hombro del adulto.
— Regla número dos, busca algo que comer, de preferencia pizza, bolas de pizza —dijo América, mientras mostraba que tenía un plato descartable que contenía unas bolas de pizza que había obtenido por ahí.
