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Siempre vio la muerte como algo neutral, sabía que a todos en algún punto les iba a llegar. Y ahi estaba el postrado del lado izquierdo del ser que nunca pensó llegar a conocer Adán, el primer hombre en la tierra, el padre de toda la humanidad y no era nada mas que un arrogante, su actitud insinuosa y altiva con cualquier persona.

En su primer deslumbramiento sus ojos alcanzaron a ver y sentir una calidad reconfortante, su alma salió de su cuerpo siendo guiada por un sendero dorado que lo llevo entre las nubes hasta terminar frente unas grandes puertas en tonos dorados, fue recibido por nada mas que el mismísimo San Pedro,quien lo vio con una gran sonrisa y lo dejo entrar de inmediato sin siquiera preguntarle su nombre o demas cuestiones.

Al finalmente estar dentro de lo que se podría considerar "El Paraíso Del descanso eterno" fue que finalmente se pudo fijar en su físico, sus manos negras cual carbon tenían pequeñas garras saliendo de sus uñas, aquel color negro se extendia por todo el ancho de su brazo hasta empezar a juntarse con el color de su ahora más  palida piel.

Por todo el costado de su brazo empezaban a salir plumas oscuras las cuales caian con gracia cual alas hasta rozar el suelo, con la diferencia de que estás en vez de salir de su espalda provenían directamente de sus brazos, siendo uno con su cuerpo.

Estaba tan centrado en lo suyo que no se dió cuenta que un pequeño ser con aspecto de ternero lo esperaba paciente, revoloteando a su alrededor mientras lo veía con atención.

-¡Buenas buenas jovencito!- Exclamó aquel ser frente al joven muchacho -

-¡Ah!- grito el de cabello negro alejándose un par de pasos de el -¿Que eres tú?-

- Soy un querubín señorito - el recién denominado como querubín hizo un ademán militar mientras sonreía dulcemente - Estoy aquí para guiarlo a su residencia en el cielo.

- ¿Mi residencia en el cielo?- ___ pestañeo confundido - espera estoy muerto ¡¿Estoy muerto?! ¡No vivo!- aquella información le llegó como un balde de agua fría extendiendo sus manos hacia su cabellera para jalar está en un acto de histeria -

- Wow,wow con cuidado pequeño cuervo jaja, todo estará bien¡Estás acá en el cielo con nosostros! Una maravilla - el pequeño ternero le dió un par de palmadas amistosas al más joven en la cabeza - Tu solo sígueme....

El de apariencia de ternero empezó a volar con sus pequeñas alitas guiando al joven muchacho entre la multitud inmensa de transeúntes que había en la calle, la luz blanca y colores dorados hacían resplandecer cada rincón del lugar logrando que cada esquina tuviera un atractivo místico y delicado,claramente celestial.

Pasaron lo que parecía ser una catedral llegando al centro de un lugar donde se encontraba un gran castillo dorado cuya arquitectura se basaba en círculos y espirales, con ojos esculpidos en ciertas partes, se veia tan lejano como cerco, borrososo, como si fuera una simple ilusión.

- Y este es el edificio donde te vas a quedar -

La voz del pequeño saco al joven de sus pensamientos haciendo quitar sus ojos de aquel castillo para pasar a fijarse en el edificio frente a el, era una torre un poco pequeña y delgada, pero para el que andaba solo le iría bien...

Estaba solo.

Un sentimiento amargo cubrió su boca, sus pensamientos vagando en su mente ¿Que había de su familia? Sus abuelos, su padre...

- Disculpa eh-... Querubín ¿No sabes algo de mi familia acá?- el de plumaje oscuro cuál noche hizo su mayor esfuerzo por sonreír y tratar de ser amable con la criatura que tenía a su lado -

- Mmmm¡Nop! Si lo supiera me lo hubieran informado para llevarte con ellos - el ternero voló un poco más alto hasta llegar al frente del joven y volver a revolverle un poco el cabello- Pero te ves como alguien listo, seguro y te las resuelves tu solo ¡Suerte pequeñín!

||♔︎𝑨𝒇𝒕𝒆𝒓 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉~ᴥ︎︎︎( Mᴀʟᴇ!Rᴇᴀᴅᴇʀ x Lᴜᴄɪғᴇʀ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora