Día 2: lluvia

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Esta es la historia de como el león no se enamoro de la oveja...sino del lobo...

Ochako Swan era diferente a las otras chicas, era torpe y distraída. Había venido desde Arizona a vivir a su natal Forks, con su padre. Sí, sus padres estaban divorciados. Ella no entendía en que momento las cosas habían cambiado de esa manera...pero, no le disgustaba.

Lo que recuerda bien fue la primera vez que vio a Izuku Collen, hijo adoptivo de los Collen...aquella aura misteriosa la atrapó...aquella palidez y altanería, simplemente no pudo evitarlo. Sabía que él la deseaba...

También recuerda bien la primera vez que se encontró con Katsuki Black, su rubio cabello largo y su sonrisa la habían cautivado.

Hasta ese momento, ambos la pretendían y pero no conocían la verdadera naturaleza del otro...no sabían lo que realmente eran.

Un día que Ochako enfermó, Izuku fue a verla, solo para quedarse parado en el bosque cerca de su casa. Pudo ver el destello de un cabello rubio y hermoso...también olía muy mal, a perro sucio.

La mirada carmesí se posó en el peliverde y estuvieron mirandose a pesar de la noche...lo sabían.

-Tú...sé lo que eres.- dijo Katski girandose por completo hacia su pálido interlocutor.

-Dilo...

-Un maldito vampiro...

Desde entonces se habían llevado como perros y gatos, compitiendo por la atención de Ochako pero sin darse cuenta...solo se trataba de ellos dos peleando. Hasta que un día Katsuki despertó por completo como un lobo.

Fue entonces que Izuku notó su ausencia...algo faltaba, incluso ahora que tenía toda la atención de Ochako...algo estaba mal.

Un día, mientras estaba en casa de la joven, se apareció finalmente el joven lobo. Cuando entró en la sala sin camisa, el cabello corto y unos shorts ajustados no se podía saber quién de los dos espectadores había dejado caer más rápido al piso su mandíbula.

Hace calor. Pensó Izuku.

- Sólo quería decirte que se acabó, Ochako. Quédate con tu maldito chupasangre, yo me largo de forks...veámonos luego. Saludos a tu viejo.- Katsuki miró fugazmente al otro joven y después se fue.

Izuku...había ganado. Era el protagonista que se queda con la chica...pero ¿y su rival? En un impulso se levantó y corrió vampirilmente para alcanzar al joven rubio.

Cuando lo alcanzó, Katski se detuvo y lo miro extrañado.

-¿Ahora qué? Ya no tengo nada por lo cual pelear contigo, te dejo el camino libre. Me cansé de esto y de ti.-
Las palabras ardían al dejar su garganta. No decía la verdad del todo.

Izuku sintió el dolor en su pecho...no entendía qué pasaba pero sabía una cosa: no quería que el rubio se fuera...no quería que lo dejara.

-Yo...¿solo vas a irte así? ¿Qué hay de Ochako?

-La dejó en tus manos...sé que la amas.

Katsuki se forzó a darle la espalda, pensó en transformarse y correr hasta morir. Pero la voz de Izuku rompió el silencio del bosque.

-¡No decidas por mí, estúpido lobo! ¡Vienes a sacudir mi mundo y ahora te vas! Yo...tal vez Ochako solo fue el medio para poder llegar a ti... todo esto solo tenia sentido porque estabas tú, porque podía verte...

Katsuki estaba impactado...¿quizá había una posibilidad?

-A ti...¿te gusto?...-aun no se atrevía a girarse.

-Sí...-Izuku se dio cuenta en ese momento.- soy un imbécil, estoy enamorado de ti...

Katsuki se giró finalmente y sus ojos estaban acuosos.

-Idiota...maldito...imbécil...-comenzó a llorar.-me imprimé de ti.

Izuku sintió que su corazón se emocionaba y corrió hacía él. Lo abrazó fuertemente y después de mirarse años ojos se besaron. Al separarse Izuku río.

-El león se enamoró de un...lobo...

-Qué estúpido lobo.

-Y qué masoquista es el león.

Sin duda fue algo repentino y difícil de sobrellevar al principio. Pero sus respectivas familias terminaron por acceder. Al estar imprimado en Izuku, los lobos lo podían oponerse y los Collen sólo se burlaron de Izuku.

La más sorprendida fue Ochako, que de repente se quedó sola viendo a la enamorada pareja. Pero ella no se quedó sin su romance, terminó saliendo con Toga Collen, hermana adoptiva de Izuku.

La ceremonia de boda de ambos...seres sobrenaturales fue hermosa, íntima, familiar. Al bailar, Izuku preguntó a su esposo:

-¿Me quieres aunque tenga la piel de un asesino?

-Solo lo haré si soportas mi peste a perro.

Ambos rieron y eran felices.

Por cierto, ¿qué dirían los Vulturis de aquella unión?

Equinoccio 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora