<"Y cómo consiguió que la adoptase", "Bueno... se podría decir fue por mis encantos naturales evidentemente. Por más duro que pareciese por fuera, en el fondo sigue teniendo corazón." Perritos sorprendidos en público... "¿Entonces fue por su lindura?", "¡Por supuesto! Quién se resiste a un pobre y lindo cachorro"> Inventas tu propio programa y entrevista perruna en tu imaginación.
Después de tanto tiempo ahí, tenías que tener una manera de distraer tu pequeña mente.
<Aunque diga eso, en todo caso es mi persistencia...> Lamentas mentalmente.
Qué le pasaba, por qué era tan indiferente. Realmente te planteabas si resultaba un humano o era algún androide super avanzado. Y ahí es donde empezabas a imaginar una película compleja sobre esa hipótesis, desviándote por las ramas mientras continuabas con lo que estabas haciendo.
Se podría decir que prácticamente vivías al lado o literalmente en frente de la casa del mejor arquitecto de Sumeru, aunque en realidad era casa del escriba, por lo que por qué no recurrir a hacerte tu propia casa tú misma. Habías estado llevando palos y hojas que encontrases por ahí cerca. No podías ir a dar paseos largos porque temías alguien te cogiese o se te dificultase regresar a tu autodenominado hogar.
<Veamos qué dice el plano... Mmm... Sí, voy bien.>
Habías puesto cuatro palitos como cuadrado en el suelo y dos más arriba para formar triángulo. Era como el dibujo que haría un niño de una casa y eso mismo era "plano" que estabas siguiendo para formar tu pequeña casa que ahora mismo estaba saliendo volando por el ligero viento y por los pájaros que te lo robaron para formar sus propios nidos.
<¡AHHH! ¡Devuélveme eso! ¡Es mío! ¡Mi casa!> Ladras intentando ahuyentar a las aves que te robaban.
Era demasiado tarde. Ya todo tu esfuerzo que no era gran cosa, había sido destruido por otros animales.
<Mi casita... Mi pobre casita...> Lamentas mientras observas el plano de la casa que aún se mantenía.
Mientras lamentabas no te diste cuenta cuando el escriba había llegado y te cargó de nuevo.
<Déjame... Mi casa...>
Te llevó dentro mientras seguías lamentando que se hubieran llevado tu pésima construcción, aunque hubieses cumplido el objetivo de demostrar eras inteligente, hasta cierto punto.
— Deja de estar llorando.
Le miraste con tristeza. Era evidente en lo que estabas pensando incluso si no eras capaz de decir una palabra.
— Vamos a hacer una prueba — te deja en el suelo antes de ir a por algo, regresando con dos cosas simples y cualquiera que pudiera tener a mano y ser pequeño —. Esto servirá... Para decir entiendes coge este lápiz. Para negar algo, coge esto otro — te deja en el suelo ambos objetos.
<¡Son lápiz y llaves de Kaveh!>
— ¿Entiendes?
Ladraste en comprensión antes de recordar lo que te acababa de decir e ir a coger lápiz con la boca, aunque como aún te costaba, mejor pusiste patita encima antes de volver a sentarte entre ambas cosas.
— Hm... ¿Realmente estás entendiendo? — intenta asegurarse antes de verte poner de nuevo tu patita en el lápiz moviendo tu pequeña colita —. ... ¿Quieres te saque fuera de nuevo? — ve como ahora vas a tocas las llaves.
Asintió, parecía por lo menos si estabas entendiendo lo básico o por lo menos las intenciones de lo que te estaba diciendo. Era algo interesante.
— No sabes leer, ¿verdad? — ve como pones de nuevo en las llaves —. Sin embargo parece que el habla sí que lo comprendes... Qué estabas intentando hacer ahí afuera...
Le miraste por unos momentos. Cómo se supone podías responder a eso si no tenías cómo decir. Diste un ladrido en tu lugar para ver si te podía facilitar algo.
Tras unos segundos fue a por algo más.
— ¿Intentabas algo así?
<Por qué tienes que coger las cosas de Kaveh... Bueno, si está arrugado supongo es un diseño descartó...> Vuelves a señalar que sí.
Pensó en qué más podía preguntarte.
— ¿Vas a seguir delante de mi casa por mucho tiempo?
<No es que sea mi objetivo, pero...> Das la misma respuesta que antes.
Era de suponer. De alguna forma no parecía que quisieses marcharte, sino te hubieras dado por vencida hace mucho.
— ¿Hay alguna razón para ello?
<Adóptame.> Ladras esperando entienda, lo cuál logras gracias a tu mirada. No siempre había por qué hablar para hacerse entender, muchas veces se sabía por gestos lo que uno quiere.
— No, eso no va a pasar.
Volviste a ladrar con molestia como insistiendo en ello haciendo pequeños ruiditos de descontento con que se negase como si estuvieras exigiendo que te escuchase.
Le miraste directamente a los ojos, incluso si eras pequeña y él tenía esa actitud fría e intimidante, no ibas a ceder en esto.
Cuando Kaveh regresó a casa, teniendo que llamar varias veces a la puerta hasta que su compañero finalmente le abrió fue recibido por la sorprendente vista de un pequeño cachorro que caminaba en su dirección mientras se estaba quejando de por qué tardó en abrir puerta.
— Eh.. Espera ¿Qué hace el pequeño cachorro dentro? — se detiene asombrado al verte acercarte.
— Algunas cosas pasaron...
— Sí, sin duda debió pasar mucho para que el insensible Alhaitham decidiese adoptar un perro...
— No lo estoy adoptando, está en período de prueba.
— Sí, sí, como digas.. Esper.. Qué hace — pregunta comprobando como estás intentando morderle el zapato.
<Maldito Kaveh, debiste dejarme entrar, no que tuve que convencer a este robot sin corazón.> Gruñes intentando morder con tus pequeños dientes.
No es que estuvieras haciendo un daño real, más bien eras adorable, pero igualmente no iba a dejar que le estuvieses mordiendo.
— Oye, detente — intenta quitar pie haciendo caigas hacia atrás —. Ah.. Lo siento.. — se agacha a comprobar estés bien — ¿Te lastimaste?
<Muere, traidor.> Atacas con tu patita haciendo más le de ataque de ternura al rubio pese a que estabas intentando atacar.
Alhaitham vio como intentabas ir contra su compañero sin éxito, suspirando.
— Quizá es demasiado pequeño para un daño real...
— ¿Hm? Qué estás diciendo — te carga el arquitecto en brazos.
— No, nada.
— S.. ¡! Espera, ¡me está meando!
— Ohh... Interesante.
— ¿¡Cómo que interesante!?
— Encárgate de limpiar el suelo — empieza a retirarse para ir a seguir leyendo.
— ¡No es el suelo lo que se está mojando! ¿¡Y no era tu perro!? Ah.. Maldición..
Habías conseguido victoriosa tu venganza meándote en la ropa del arquitecto, ganando puntos a favor con el escriba. Estabas satisfecha con el resultado, pero tendrías que seguir esforzándote para vivir felizmente ahí.
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Anecdotes of a puppy
RandomSi le daban a escoger, preferiría no tener ninguna mascota. No quería tener una responsabilidad como esa y en tal caso preferiría algo que sea más independiente, no tener un cachorro de grandes ojos siguiéndole a todas partes ¿Siquiera entendía lo q...