Otra vez que te ignoraba. Por más persistente que quisieses ser, quizá eso solo acabase molestándole, así que te quedaste calladita esta vez al verle regresar sin molestarte en levantarte de tu sitio.
Solo diste un suspiro lastimero.
<Por suerte en Akademiya la gente ofrece algo de comer... Pero las chuches de perros no están buenas... Quiero comer. Dónde está mi arroz. Debí estar en Inazuma. Incluso Liyue servía...> Sueltas otro lloriqueo. <Van a dejar un lindo cachorro muera de hambre...>
Te alertaste y sorprendiste cuando Alhaitham volvió a abrir la puerta.
Al verte ahí de nuevo te cogió con una mano cargándote antes de entrar a casa.
<Espera... ¿¡Me está dejando entrar!? ¿¡En serio!?> Piensas sin creértelo.
— ¿Vas a dejar de ser molesto y parar con tus lloriqueos?
<¡Seré buena!> Das un ladrido alegre moviendo la colita.
Levantó un ceja viéndote. Parecía que habías entendido lo que te había dicho, aunque seguramente solo era una mera coincidencia.
— No te estoy permitiendo quedarte. Ni se te ocurra causar molestias o te tiro fuera de nuevo — te baja dejándote en el suelo.
<¡A la orden!> Das ladrido moviendo cola y viendo desde tu pequeño lugar la casa.
Te moviste con cuidado para evitar manchar la alfombra con tus patitas, mientras él se sentaba en el sofá para poder leer ahora sí tranquilamente sin tener que escuchar tus constantes lloriqueos afuera.
No ladraste y le viste sentada en el suelo mientras movías la cola feliz por un buen rato. Así era que se concentró olvidándose por completo que estabas ahí. No fue hasta mucho después cuando se iba a levantar que se percató cuando casi te pisa, siendo aún le veías moviendo tu cola.
Suspiró. No debió dejarte entrar.
— Por qué te quedas ahí mirando...
<Dijiste no molestase.> Le das un ladrido como respuesta.
— No voy a jugar contigo, ¿sabes?
Aunque no dieras respuesta le observaste aún contenta de que te permitiese estar ahí. Además, había otra cosa por la que estabas agradecida.
<Se ve tan guapo de cerca... Y ahora como perro mi olfato es mayor, realmente huele bien... Aunque es más como los libros. Pero mira esos ojos, son los más bellos que existen. No me agradaba ser tan pequeña, pero desde aquí se ve enorme y la vista de sus músculos es lo mejor.>
Parecía que sonreías, cosa que no le gustaba mucho si era sincero, por alguna razón no acababa de sentirse cómodo viendo esa expresión que estabas haciendo.
— No debí dejarlo entrar...
<Qué.. No. Yo soy buena. Mira.> Haces sonidos de lamento mientras te tumbas en el suelo poniendo ojitos.
De verdad empezaba a pensar que sí estabas comprendiendo. Seguramente era por el instinto que tenían los animales, así que no quería darle tanta importancia. Hablar con un perro no era lo más inteligente que podía hacer alguien.
— Vete haciendo a la idea no te vas a quedar mucho tiempo — deja el libro sobre la mesa, antes de querer retirarse a hacer algo más.
Debías ganártelo a como diese lugar, así que esta vez trataste de ir a alcanzar el libro que sería imposible debido a tu tamaño.
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Anecdotes of a puppy
AcakSi le daban a escoger, preferiría no tener ninguna mascota. No quería tener una responsabilidad como esa y en tal caso preferiría algo que sea más independiente, no tener un cachorro de grandes ojos siguiéndole a todas partes ¿Siquiera entendía lo q...