30 años y un día

Eclipse lunar en piscis

María es feliz, recibió buenas noticias sobre el juicio de la demanda que le interpuso Diego, está evolucionando profesionalmente y encuentra apoyo en personas inesperadas que quieren saber la verdad. Pero la influencia de los astros en su corazón todavía herido hacen de las suyas. Varios sucesos le han hecho recordar el pasado y son días duros para María que tiene que ejercitar su mente y hacer una lista de todo lo bueno que tiene ahora y de todo lo malo que ha dejado atrás.
Mientras camina por las calles se pone los cascos y escucha música motivadora y canta y sonríe y mueve los pies al compás de la melodía. Pero ve frente a un escaparate a una mujer abrazando con amor a una anciana. Madre e hija imagina. Y de nuevo las lágrimas empujan en torrente. Se siente hija y madre a la vez y echa de menos a la suya arrepintiéndose de haberse creído todas las palabras de odio y rencor de Diego y de no haber hecho caso de su corazón. Y sufre por su gaviota porque daría su vida por poder abrazarla. Sabe que nada de esto va a suceder y no puede parar de llorar en medio de la calle en un banco que huele a pis de gato.
Bebe un poco de agua, se coloca las gafas de sol y se pone en marcha de nuevo. Porque siente que el nuevo camino será brillante y que tiene a Raúl a su lado, y a un papá que le regala flores todas las semanas y a una tata que hace de mami y a muchos amigos que la acunan. Sabe que eso no sustituye a Beatriz, pero también sabe que Beatriz ya no es la que ella conoció, que ahora corre veneno por sus venas, el mismo que ella bebió durante años y que el karma hay que pagarlo y el desprecio de su retoño es el de María. Lo asume, asume las malas decisiones que tomó y se limpia el barro de los zapatos, se seca las mejillas y se empodera de nuevo. Ya has hecho tú trabajo, ya puedes irte eclipse lunar en piscis.