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Quizás vivía bajo una roca al no saber quien era Haiba Lev. De lo poco que le contó Kenma que al parecer lo reconocía por algunos anuncios, es que era un modelo recién sacado del horno. Joven y apuesto, Ruso mitad japonés y además recién estaba comenzando a salir en revistas, y fue tanto el apoyo que en poco tiempo se volvió celebridad para que se volviera bien conocido. Ahora la pregunta era ¿Que estaba haciendo en una cafetería común y corriente? Solo resopló cansado. Quería su croissant e irse para poder dormir arropado junto a su gato.

- ¡Lo siento, lo siento! Perdón por interrumpir por aquí y hacer tanto escándalo - se oyó la voz del peli blanco lamentándose algo apenado, que con una sonrisa mató a la mitad de los clientes. Intentaba pasar para poder sentarse en alguna mesa, pero era un poco difícil ya que le comenzaban a preguntar cosas y acercarse lo suficientemente para apretarlo. Era un poco agotador ser guapo y famoso, claro. -

- ugh, con esa cara bonita cree que el mundo está bajó sus pies, típicos de modelos egocéntricos - murmuró Yaku, pero no pensó que al levantar su mirada se toparía con la de ese tal Lev, que justamente se sentó la mesa frente a ellos. Genial, ya no iba a poder comer en paz. -

- yo no soy egocéntrico - contestó el modelo sonriente. Tenía buen oido si, además, por primera vez que escuchaba algún hater y eso era nuevo para él, y obvio era totalmente bienvenido. Escuchar muchos halagos también era cansador -

Yaku se atoró con su propia saliva. Bien, no iba a pelear con un chico idiota, así que lo ignoró por completo. Lev siguió sonriendo hasta que se acercó Bokuto como su mesero.

- ¡Ho-ho ho...hola! Seré tu mesero hoy, lo siento si estoy tiritando pero siento que algunas chicas me están agarrando de los pelos para poder irme de aqui -

Gracias al de arriba por mandarle al mesero más torpe al modelo que quizás sea tan exigente que el de pelos parados lloraría. Esto si era divertido de ver y quizás, tal vez, que el alto pasará vergüenza.

- oh, no te preocupes. Damas, damos, por favor ¿pueden alejarse un poco y darle espacio al pobre?. No quiero que mi mesero esté nervioso. - y siguió con su sonrisa, acomodando ambas manos juntas sobre la mesa.-

Maldición, todos le hicieron caso y ya la cafetería estaba tranquila como antes.

- ¿Qu-que va a ordenar? ¡Perdón! Es que hey, hey, nunca había visto una celebridad tan de cerca y mi pareja es muy fan tuyo, aunque cree que no lo sé, pero sé que tiene muchas revistas tuyas, pero lo haces muy bien ¿Puedo sacarme una foto contigo? Ay no, de hecho estoy hecho un asco, mejor, no, mejor si porque, ay no se...

- ¡Sólo tómale la orden! - se escuchó el grito de tsukishima de fondo -

- tranquilo, no te pongas tan nervioso eh...¿Bokuto-san?

- ¡Ay sabes mi nombre! Espera como lo sabes ¿Eres un espía o...?

- lo dice en tu placa - contestó Lev -

- ah sí cierto. ¿Que quiere ordenar gran celebridad tallado por los mismísimos ángeles?

- basta de tantos halagos, en serio, me hacen sonrojar - y era verdad, sus mejillas estaban rojas. No sabía todavía como enfrentar el ojo público, no es como si fuera una estrella caída del cielo - jummm...¡quizás unos croissant! Me encantan

- ¡Anotado! Aunque sólo queda uno.

¿Qué había dicho el tonto con plumas? ¿Que era el último?

- oigan, yo lo pedí primero, el croissant - volvió hablar Yaku, frunciendo el ceño y mirando fijamente a ese tal Haiba Lev. Si era una celebridad, obvio que no tenía que tener algún escándalo y menos mostrarse egoísta con alguna persona común como él ¿No? Su croissant estaba asegurado. -

- pe-pero Lev es famoso y vino hasta acá...- Bokuto comenzó a dar pucheros, ya no sabía como enfrentar el caso -

- Solo dale el croissant a Había Lev, Yaku...- murmuró Hinata en su oreja, realmente no queria pensar que el otro podia reaccionar de mala manera -

- pero yo lo pedí primero, de hecho ya está anotado en la libreta de Kageyama - más frunció el ceño. Esto era como una escena de vaqueros -

- Yaku...- miró Kenma al susodicho. Esto al parecer no iba a ser una salida normal y tranquila. ¿Dónde estaba su pastel de chocolate? Nadie pensaba en su pastel de chocolate.

- oh ¿En serio? Pero podría compartir, mitad y mitad ¿No?

¿Bromeaba? ¿Que tenía en su cabeza? ¿Un cerebro de pollo?

- un croissant no se puede compartir, tonto

"Ay no, le dijo tonto al modelo". Pensaron todos. Bokuto ya se estaba comiendo las uñas detrás de nishinoya que grababa todo como si fuera su telenovela.

- claro que sí, tu una punta y yo la otra

-¿Por qué no sólo pides otra cosa?

- no voy a pelear con un niño - finalmente Lev le sacó la lengua y se cruzó de brazos.

Bien, hasta aquí llegó la calma.

Yaku no tardó en levantarse y darle una patada en los tobillos al más alto bajo la mesa. El peliblanco soltó un quejido y un puchero se formó en sus labios.

"Esto se está poniendo bueno" pensó Kenma sinceramente.

- ¡Auch! Eso dolió

- ¡No soy un niño! Soy adulto

- ¡Pero si eres tan bajito! - llegó otro golpe que hizo que Kageyama agarrara de los hombros al más bajo para alejarlo. Cómo si fuera una pelea de gatos -

- ¡Está bien, está bien! Te doy mi croissant

- ¡Lo haces para no quedar de malas!

Todos rodaron los ojos. Esto no iba a tener fin.

- ya, ya, todos calmados. Podemos hornear más. Nuestro pastelero y su asistente no se tardarán - intervino Sugawara. Sabía como calmar las cosas, pero se estaba poniendo tan bueno. Su cafetería iba a ser famosa por esto. Sonrió por dentro, algo malévolo - ¡y no hagan estás cosas o si no les quitó el sueldo que no tienen!

Y así Lev junto a Yaku se calmaron. Se lanzaron una última mirada y ambos miraron a lados distintos cruzándose de brazos. Cómo dos niños que no querian pedir disculpas por qué uno si tenía la razón.

Sin embargo a los segundos volvieron a mirarse y asintieron, poniéndose de acuerdo con que iban a esperar los croissant recién horneados.

Todos suspiraron aliviados, hasta las chicas que miraban todo desde afuera de los ventanales en como había terminado todo.

Aunque Lev, por dentro se sentía algo... entusiasmado. Cómo una llama de fuego en su interior. No sabía el por qué. Quizás porque jamás alguien le había dado la contraria o tirado odio frente a frente. Estaba acostumbrado a los halagos, a las fotos, a qué le tirarán flores por su belleza y trabajo. Pero que alguien peleará con él, un chico además muy bajo de estatura y se defendiera de esa forma... realmente, se sentía bien.

Al final sonrió, estaba demasiado feliz de haber llegado a la cafetería que tanto le recomendaban...porque había oído de tal maldición y quizás encontró su maldición.

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