Lo desconocido y lo incognoscible

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Hubo preguntas misteriosas, pero una respuesta misteriosa era una contradicción en sus propios términos.
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La oficina de la directora Adjunta estaba limpia y bien organizada; sobre la pared adyacente al escritorio había un laberinto de cubículos de madera de todas las formas y tamaños, la mayoría con varios rollos de pergaminos atorados dentro de estos, y de algún modo era muy claro que la Profesora McGonagall sabía exactamente que contenía cada cubículo, incluso si nadie más lo sabía. Un solitario pergamino yacía sobre el escritorio. Detrás del escritorio había una puerta cerrada y atrancada con muchas cerraduras.

La Profesora McGonagall estaba sentada en un taburete detrás del escritorio, viéndose perpleja, sus ojos estaban abiertos de par en par, quizá con una ligera nota de aprehensión, cuando vio a Harry.

—¿Sr. Potter? —preguntó la Profesora McGonagall— ¿De qué se trata?

La mente de Harry se puso en blanco. El juego lo había instruido para llegar aquí, había estado esperando que ella tuviera algo en mente...

—¿Sr. Potter? —repitió la Profesora McGonagall, comenzando a verse ligeramente molesta.

Afortunadamente, el aterrado cerebro de Harry recordó en este punto que él sí había planeado discutir algo con la Profesora McGonagall. Algo importante y que bien valía su tiempo.

—Uh... —Harry dijo— si hay algunos hechizos que usted pueda lanzar para asegurarse de que nadie nos esté escuchando...

La Profesora McGonagall se levantó de su silla, cerró firmemente la puerta exterior, y tomando su varita comenzó a recitar hechizos.

Fue en este punto que Harry se dio cuenta que se había topado con una invaluable y posiblemente irreemplazable oportunidad para ofrecerle a la Profesora McGonagall un Comed-Tea y él no podía creer que estaba pensando seriamente que todo estaría bien porque la gaseosa desaparecía unos segundos después por lo que le dijo a esa parte de sí mismo que se callara.

Se calló, y Harry empezó a organizar mentalmente lo que iba a decir. No había planeado tener esta discusión tan pronto, pero ya que estaba allí...

La Profesora McGonagall terminó un hechizo que sonaba muchísimo a latín antiguo, y entonces ella se sentó de nuevo.

—De acuerdo —ella comentó tranquilamente— nadie está escuchando —su cara estaba más bien hermética.

Oh, claro, ella está esperando que yo la chantajee a cambio de información sobre la profecía.

Harry llegaría allí algún otro día.

—Es sobre el Incidente con el Sombrero Seleccionador —Harry inició. La Profesora McGonagall parpadeó— creo que hay un hechizo extra en el Sombrero Seleccionador, algo sobre lo que el mismo Sombrero Seleccionador no sabe, algo que se activa cuando él anuncia Slytherin. Escuché un mensaje que estoy seguro los Ravenclaws no se suponía escucharían. Salió en el momento que el Sombrero Seleccionador estaba fuera de mi cabeza y sentí que la conexión se rompió. Sonó como un siseó y como inglés al mismo tiempo —hubo una fuerte inhalación proveniente de McGonagall— y dijo algo como: "Saludos de un Slytherin a otro Slytherin, si buscas mis secretos, háblale a mi serpiente."

La Profesora McGonagall se quedó sentada con la boca abierta, observando a Harry como si le hubieran crecido otras dos cabezas.

—Así que... —la Profesora McGonagall habló lentamente, como si ella no pudiera creer las palabras que estaban saliendo de sus propios labios— usted decidió venir a mí directamente y contármelo.

Harry Potter y los métodos de la RacionalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora