Era una bella tarde, toda soleada y con una suave y agradable brisa.Tan tranquila, tan cálida.
Lástima que fue interrumpida por el grito de un chico pelirojo, quien ahora llamaba la atención en el lugar, mostrándose avergonzado y con su mano cubriéndose la boca.
-Marte, estas flores son para ti ehhh- dio una pausa en un intento de recordar las palabras ya antes ensayadas- son tan tú como hermosas jeje- pronunció con nerviosismo, pero no tardó en darse cuenta de su error- d-digo son tan hermosas como tú
-Tierra...
- Lo sé! Lo arruiné, ugh! que vergüenza...
-que? No! Tierra, esto es muy lindo
- Encerio?
- Claro que sí, amigo!
Ambos jóvenes se encontraban contentos, uno por el regalo dado por su mejor amigo y, otro por haber cumplido con su objetivo, entregar el ramo de flores.
Fue un maravilloso día para los dos.
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- SE LOGRÓ, SE LOGRÓ!
- Calla Mercurio, te pueden escuchar! - regañó el planeta inhabitable, alzando la voz pero no tanto para evitar ser escuchados
- Ay lo siento jeje, me emocioné - respondió el de baja estatura con un leve rubor, signo de vergüenza
- ...Ugh...- Un pesado suspiro escapó de los labios del más alto - solo no hables tan fuerte- dicho esto, dio dos palmadas en la cabeza del contrario
Tal acción sorprendió a Mercurio, este no pudo evitar mirarlo con una cara de desconcierto, no estaba acostumbrado a este tipo de afecto, especialmente si se trataba de Venus
- No digas nada de lo que acaba de pasar, si? O te juro que no volverás a ver un solo rayo de luz - amenazó
- okey- respondió con una voz temblorosa