Desde el momento en que Lizzy puso un pie en el Hangar, Rey lo supo: ella iba a ser el amor de su vida, su única obsesión. Siempre había sido el tipo de chico egocéntrico, seguro de que nada ni nadie podría hacer tambalear su vida perfectamente cont...
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Desde el momento en que Lizzy puso un pie en el Hangar, Rey lo supo: ella iba a ser el amor de su vida, su única obsesión. Siempre había sido el tipo de chico egocéntrico, seguro de que nada ni nadie podría hacer tambalear su vida perfectamente controlada. Pero Lizzy... Lizzy lo desarmaba con su sola presencia. Era dulce, soñadora, con esa luz propia que hacía que todo el mundo girara a su alrededor sin siquiera darse cuenta. Y aunque Rey se resistía a admitirlo, sabía que ya estaba perdido.
Él finge odiarla. Finge que sus comentarios sarcásticos y miradas desafiantes son solo parte del juego de poder entre ambos, un juego donde el más fuerte prevalecería. Pero cada vez que ella sonríe, cada vez que su mirada encuentra la suya, Rey siente que su máscara de indiferencia se agrieta. La verdad es que, detrás de cada palabra mordaz, lo único que desea es ser todo para ella. Ser suyo. Porque, aunque lo niegue ante todos, incluso ante sí mismo, Rey está perdidamente enamorado de Lizzy.
Lo que nadie más sabe es que Lizzy también siente lo mismo. Bajo esa fachada de indiferencia, de competencia constante, ella lo ama con la misma intensidad, y aunque no lo diga, en su corazón también sabe que el destino de ambos está entrelazado. Lo ha sabido desde el primer instante, cuando cruzaron miradas en aquella audición donde Lizzy conquistó a todos con su talento. Desde entonces, todo ha sido una lucha de corazones escondidos, de palabras no dichas, de amor reprimido.
Pero Rey no tiene dudas. Sabe que, a pesar de las barreras que se levantan entre ellos, a pesar de sus aparentes diferencias, terminarán juntos. Porque Lizzy no es solo una chica más. Es la única. Su amor verdadero. Ella es la razón por la que se despierta cada día, la que lo ha hecho replantearse todo. No importa cuánto lo nieguen, no importa cuántas peleas tengan o cuántas veces fingen que no se soportan, al final, siempre volverán a encontrarse.
"Quiero ser tu aspiradora, respirando tu polvo. Quiero ser tu Ford Cortina, nunca me oxidaré..." Las palabras resuenan en la mente de Rey como una promesa. Él quiere ser todo para Lizzy. Su refugio. Su protector. Su todo. Y aunque ninguno de los dos lo diga en voz alta, ambos lo saben. Lo sienten.
"Quiero ser tuyo, quiero ser tuyo..."
Cada vez que sus manos se rozan, cada vez que sus miradas se cruzan en medio de una pelea fingida, el mundo se detiene por un instante. Es en esos momentos donde ambos lo saben: están destinados el uno para el otro. Aunque finjan ser enemigos, aunque jueguen a desafiarse, se aman con una pasión que no puede ocultarse.
Rey la mira de lejos, aparentando desinterés, pero por dentro, su corazón late solo por ella. Lizzy es su vida, su razón de ser. Y no importa cuántos obstáculos enfrenten, cuántas veces se nieguen a admitir lo que sienten, él sabe que al final estarán juntos. Porque ella es suya, y siempre lo será.
"Quiero ser tuyo..." Es el pensamiento que lo consume, el deseo profundo que lo hace querer derribar todas las barreras entre ellos. Porque Rey lo sabe: Lizzy es su destino, y no hay nada ni nadie que pueda cambiarlo.
