Desde el momento en que Lizzy puso un pie en el Hangar, Rey lo supo: ella iba a ser el amor de su vida, su única obsesión. Siempre había sido el tipo de chico egocéntrico, seguro de que nada ni nadie podría hacer tambalear su vida perfectamente cont...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝ BAILA PRINCESITA✨❞ ♡
Lizzy se encontraba en el hangar, su refugio secreto, donde la realidad se desvanecía y solo existía la música en su corazón. Con el cabello largo y rubio ondeando al viento, cada hebra brillaba con la luz del sol que se filtraba por las grandes ventanas del lugar. Su sonrisa sincera iluminaba su rostro, reflejando la alegría que sentía en ese momento. Lizzy, con su piel suave y blanca, era la encarnación de la ternura y la belleza. Pero más allá de su apariencia, su nobleza, dulzura y empatía la definían, haciéndola brillar incluso más que cualquier joya.
Estaba sentada en un rincón del hangar, rodeada de papeles en los que había garabateado sus pensamientos y sentimientos. Su corazón palpitaba con fuerza mientras escribía la letra de una canción que había estado creando, titulada "Baila Princesita." Esa canción no solo era un tributo a su historia de amor, sino también una forma de expresar lo que sentía por Rey, su enemigo convertido en amor. Aunque ella lo negaba, en lo más profundo de su ser sabía que él era el príncipe azul que siempre había estado esperando.
Mientras tarareaba la melodía en su mente, Lizzy sonrió al recordar cómo Rey la llamaba "princesita." Esa palabra resonaba en su corazón, envolviéndola en un dulce recuerdo. En su habitación del hangar, la atmósfera se llenaba de magia. Se imaginaba a sí misma como la protagonista de un cuento de hadas, donde Rey era el valiente príncipe que la rescataba de la monotonía y el dolor. Era como si su historia se desplegara ante sus ojos, un relato de amor y superación.
Con cada palabra que escribía, Lizzy podía sentir su corazón latiendo con fuerza. La letra de la canción fluía de sus dedos, describiendo no solo su amor por Rey, sino también los momentos que compartían. Era un amor apasionado, lleno de tensión y magia, que había crecido entre ellos a pesar de las adversidades. La canción era un reflejo de su viaje, desde enemigos hasta amantes, y Lizzy sabía que era un viaje que merecía ser contado.
A medida que la música comenzaba a tomar forma, Lizzy se puso de pie, dejando caer el papel. Sin pensarlo, comenzó a bailar, moviendo su cuerpo al ritmo de la melodía que se formaba en su mente. Era como si cada movimiento que hacía contara una parte de su historia, y la felicidad la invadía al pensar en Rey. Ella era la calma que él necesitaba, y él, a su vez, era la pasión y la adrenalina que ella anhelaba. Sus corazones se entrelazaban en una danza de amor, aunque ambos todavía no lo reconocieran por completo.
Mientras giraba y se movía en su pequeño rincón del hangar, se sentía libre y viva. La música la envolvía, y cada nota resonaba con los latidos de su corazón. Era como si el hangar se transformara en su bosque encantado, un lugar donde los sueños podían hacerse realidad y donde ella podía ser quien realmente era. Lizzy cerró los ojos, dejando que la música la guiara, y se permitió imaginar que Rey estaba allí con ella, mirando, sonriendo, sintiendo lo que ella sentía.
Finalmente, se detuvo, riendo para sí misma, un poco sonrojada por la intensidad de sus emociones. Sin embargo, en el fondo de su corazón, sabía que tenía que mostrarle a Rey cómo se sentía, y esa canción era su oportunidad. Era su confesión, su declaración, y estaba decidida a cantarla en voz alta para que él pudiera escucharla. "Baila Princesita" sería el puente entre ellos, la forma de cruzar esa distancia emocional que a menudo sentían.
