❝ EL PEQUEÑO PAJARITO QUE SE VE ENVUELTA EN LAS AGUASDULCES,
TENIENDO UN PAR DE SUEÑOS OBTENIDOS BAJO UN PESCADITO ❞
❥ La increíble portada hecha por: @Lukiite
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Daemon agarró su espada apuntando con firmeza la puerta al oír como se movía con fuerza como si quieran entrar allí sin su permiso, cerró los ojos tratando de buscar la manera de tranquilizarse por el ruido que retumbaba en sus oídos hasta que dejó de oírlo al quedar en un silencio como aquel funeral que hicieron para a sus dos ex esposas muertas. Abrió los ojos de golpe al escuchar la risa de su hija Avany.
Rápidamente abrió la puerta, bajando la guardia en el momento que la oyó, recordando como era él, quien le causaba felicidad en un tiempo.
—¿Avany?
La vio unos metros lejos de él, con aquel vestido blanco con una sonrisa que le adornaba en el rostro teniendo a su lado sus pájaritos.
Comenzó a seguirla cuando ella empezó a correr de él, fue confuso para el platinado. Cuando llegó el salón, la castaña desapareció como una nubla que se desvanece con el viento. Sin embargo, podía ver a una mujer de espalda con un traje oscuro, con cabello corto casi ondulado con una daga.
La reconoció perfectamente.
Su ex esposa, que la había asesinado.
—Daemon Targaryen, el príncipe canalla —empezó la castaña, dándose la vuelta— Cuando te levantas todo los días por la mañana, ¿tu conciencia esta tranquila? —preguntó con un tono burlón a su ex marido.
—No, nunca —dijo él con un pequeño tono serio, respondiendo a su pregunta, sin quitarle la mirada de encima.
—¿Yo? ¿Quién le dio esa enfermedad a Avany? —cuestionó Rhea, cruzándose de brazos contra su pecho.
Daemon se tensó un poco cuando la castaña sacó a Avany a relucir, le frustraba que ella le mencionara a sabiendas de lo sensible que el era con ese tema, solo recordó las veces que discutían casi todo los días por ello, por eso la mayoría del tiempo no estaba con su hija para no oír las quejas de Rhae cuando estaba viva.
—No empieces —dijo él entre dientes, con la frustración presente en su voz, tratando de contenerse un poco.
Rhea comenzó a mover su daga con diversión, riéndose ante el comentario del platinado.
—Recodemos, Daemon. Los dos juntos como marido y mujer —empezó a caminar alrededor de él, jugando con su arma— La parí, salió sana y salva, pero comenzó a experimentar mal desarrolló en unos años a lo cual te preocupaste e hiciste un trato con una bruja para saber que pasaría con Avany. No te gustó para nada ese destino sobre lo que pasaría con nuestra hija y quemaste el hogar de una maldita bruja, ¿y que hizo? La maldijo, hizo que tu propia hija tuviera una puta enfermedad y lo único que sabemos es que tiene fiebre de Aguagrises, lo peor de todo es que no conocemos su etiología o tratamiento. Tiene que vivir con ello, por tu culpa —le echó en cara toda la culpa a Daemon, por su impulso— Ahora que estoy aquí, ¿qué mierda te mostró la bruja para quemar su hogar por lo de Avany?
