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Capítulo 4: Técnica y Voluntad

El sonido de los pasos apresurados resonaba en las profundidades del calabozo. Bell, Itadori, Lili y Welf avanzaban rápidamente por los angostos corredores del piso 18, una zona conocida por sus monstruos más agresivos y peligrosos. Después de la última expedición, Itadori había entrenado intensamente para controlar su energía maldita. Aún sentía que era inestable, pero había mejorado.

—Este lugar es más peligroso de lo que parece —murmuró Itadori, manteniendo la guardia alta mientras caminaba detrás de Bell.

—Lo sé —respondió Bell—. Pero también es una gran oportunidad para mejorar. Además, hoy no estamos solos.

Antes de que Itadori pudiera preguntar a qué se refería, un fuerte estruendo sacudió el pasillo. El equipo se detuvo, y Bell apretó los dientes.
—Un monstruo… ¡y es grande!
—ES GOLIAT—Grito Lilia
Los ecos del rugido del Goliat resonaban en las paredes del piso 18 del calabozo, haciendo temblar el suelo bajo los pies de Itadori y sus compañeros. La enorme criatura se alzaba ante ellos, su piel gruesa y gris cubierta de cicatrices de anteriores enfrentamientos. Cada movimiento que hacía parecía sacudir el aire a su alrededor, mientras su mirada se fijaba en el grupo.

—Esto no va a ser fácil —dijo Welf, ajustando su espada.

Bell, con su daga en mano, lanzó una rápida mirada a Itadori, su expresión seria.

—Yuji, necesitamos que controles tu energía —le dijo—. Este monstruo no va a caer fácilmente.

Itadori asintió, cerrando los ojos por un breve momento, tratando de encontrar el equilibrio en su energía maldita. Desde que llegó a este mundo, le había costado adaptarse a la sensación de usar sus poderes en una realidad tan diferente, pero sabía que esta batalla dependía de su habilidad para controlar esa fuerza.

—Vamos allá.

El Goliat rugió de nuevo, y la batalla comenzó.

El enorme monstruo levantó su puño, listo para aplastar a Bell, pero este fue más rápido, esquivando con agilidad. Welf aprovechó la oportunidad para atacar con su espada, pero el filo apenas hizo mella en la gruesa piel de la criatura.

—¡Es demasiado resistente! —gritó Welf, retrocediendo justo a tiempo antes de recibir un golpe directo del monstruo.

Itadori observaba con atención, buscando el momento perfecto. Mientras Bell, Lili y Welf trataban de distraer al Goliat, su energía maldita comenzaba a concentrarse en su puño. Sabía que no podía precipitarse.

—Aguanta… —se dijo a sí mismo.

Finalmente, cuando el Goliat bajó la guardia por un breve segundo, Itadori se lanzó al ataque.

—¡Puño Divergente!

Su puño impactó en el costado del monstruo, y la energía divergente siguió de inmediato, creando una onda de choque que sacudió al Goliat. Sin embargo, el monstruo solo se tambaleó ligeramente, sin mostrar signos de verdadero daño.

—¡No es suficiente! —gruñó Itadori, frunciendo el ceño.

El Goliat rugió de nuevo, lanzando un poderoso golpe hacia Itadori. Apenas tuvo tiempo de esquivar, pero el impacto del puño de la criatura contra el suelo levantó una nube de escombros, derribando a Lili.

—¡Lili! —gritó Bell, corriendo hacia ella para protegerla.

Itadori apretó los dientes, su energía maldita chispeando a su alrededor. Sabía que no tenía opción. Si quería ganar, tenía que arriesgarse a usar el Black Flash, una técnica que solo había logrado usar unas pocas veces desde que llegó a este mundo, pero que era increíblemente destructiva.

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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