VOLVIENDO AL MISMO LUGAR

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Para Mei, era una mañana muy pesada; por la noche se la pasó llorando, lamentándose una y otra vez por sus acciones.

El abuelo Ahaira iba en camino al departamento de su nieta, ya que Mei le había avisado que decidió irse un día antes.

Ume: Buenos días, hija. El desayuno ya está hecho. (observando las maletas)

Mei: Gracias, realmente no tengo mucha hambre. (colocando sus maletas en la sala) ¿Y papá?

Ume: Está todavía descansando, no pasó una buena noche ayer.

Mei: Creo que ninguno pasó buena noche ayer. (observando los ojos tristes de su madre)

Ume: (volvía a analizar una y otra vez la situación; no podía creer que Mei no recapacitara y notara el error que estaba a punto de cometer) ¿Es un hecho? ¿Te irás?

Mei: ... sí, es lo mejor.

Ume: ¿Mejor para quién?

Mei: ¡Para todos!

Ume: No, hija, no te equivoques. Que tú te vayas no es lo mejor para nadie. Sé que tu padre cometió errores en el pasado, pero confío en que pueden retomar su relación de padre e hija y salir de esto juntos.

Mei: (a Mei le empezaba a fastidiar que creyeran que era una niña pobre que necesitaba migajas de consuelo; Yuzu la comprendía, ella sabía quién era realmente, pero desde que se fue, todo empeoró) -No necesito el consuelo de nadie, madre. Nada volverá a ser como antes, créeme-.

Tocaban la puerta...

Ume: Yo abro, termina de desayunar, hija.

Ume abrió la puerta y se encontró con el señor Ahaira.

Señor Ahaira: Buenos días. (serio) Vengo por mi nieta.

Ume: Ella se encuentra desayunando; si gusta, puede pasar.

Señor Ahaira: No. (observándola de abajo hacia arriba)

Ume claramente observó la mirada de indignación del señor Ahaira.

Ume: Si me lo permite, señor Ahaira, quería hablar con usted. (cerrando la puerta para que Mei no escuchara, pero ella estaba detrás de la puerta)

Señor Ahaira: (levantando una ceja) ¿Y de qué tendría que hablar con usted?

Ume: Sé sobre el compromiso de Mei. No pienso que sea lo más apropiado para ella; ni siquiera tiene la mayoría de edad.

Señor Ahaira: Mire, señora. (tomando una postura altanera) Lo que usted piense no me interesa. Que mi nieta esté viviendo bajo este techo no le da permiso para meterse en asuntos que nos incumben a ella y a mí. No se olvide de que vive en este departamento por la estúpida idea de casarse con mi hijo, solo por eso.

Ume: No tiene por qué ser grosero.

Señor Ahaira: Si mi sinceridad le parece grosera, es asunto suyo. Debería educar mejor a la maleante de su hija en vez de meterse en cosas que no le incumben.

Mei no soportó escuchar cómo se metían con Yuzu, así que decidió salir.

Mei: No dejaré que te metas con Yuzu, abuelo. (seria)

Señor Ahaira: Bien. (él sabía que no era momento de discutir) Vámonos.

Ume: No, hija, todavía estás a tiempo. (sujetándola de la mano)

Mei: Ya me tengo que ir, madre. Por favor, cuídate y cuida de papá. (abrazándola) No olvides lo que te dije...

Ume: Le diré...

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