cap II

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Castillo de Windsor: 01/05/2021
12:30 a.m

Jonathan Aleius Windsor.

Jonathan solía disfrutar de sueños tranquilos, en su mayoría desprovistos de pesadillas. Sus noches eran, por lo general, un refugio donde sus pensamientos podían vagar entre situaciones inofensivas, a veces un leve sobresalto por fantasmas o criaturas extrañas, pero nada que lo dejara despierto con el corazón acelerado. Sin embargo, aquella noche fue diferente, el sueño que lo invadió era completamente nuevo para él, distinto, mucho más perturbador y real.

Se encontraba nuevamente en la Academia, el lugar que tantas veces había recorrido junto a Alex, un sitio que ahora se sentía como un eco vacío de lo que una vez fue. Ambos estaban vestidos con sus impecables uniformes, reflejando una perfección externa que contrastaba con el caos que Jonathan sentía en su interior. El aire era pesado, como si una tormenta silenciosa los envolviera.

Alex estaba frente a él, mirándolo con esos ojos que tantas veces lo habían llenado de consuelo y felicidad. Pero esta vez, su expresión era diferente. Había algo que Jonathan no podía descifrar del todo, una mezcla de dolor y súplica que lo hizo estremecerse.

—¿Qué era tan urgente? —preguntó Alex, con una voz que, a pesar de su suavidad, contenía una ansiedad palpable.

Jonathan tragó saliva, sintiendo un nudo formarse en su garganta. Todo en su cuerpo le pedía no decir lo que sabía que tenía que decir, pero las palabras salieron de sus labios con una suavidad casi robótica. —Debemos terminar —dijo, casi en un susurro, como si con bajar la voz pudiera mitigar el impacto de sus palabras.

Alex dio un paso atrás, como si hubiese recibido un golpe. Sus ojos, que siempre habían sido su refugio, se nublaron de tristeza. —Jonathan... por favor, no. —El tono del pelirrojo estaba cargado de un dolor tan profundo que Jonathan sintió cómo su corazón se quebraba de nuevo, esta vez en mil pedazos.

Jonathan no podía soportar mirarlo a los ojos, aquellos ojos que le habían dado tanto, ahora solo reflejaban su propio fracaso. Le dio la espalda, intentando encontrar el valor para seguir adelante con lo que ya había empezado.

—No tengo otra alternativa... —respondió, su voz quebrándose al final de la frase, pero intentando mantener una fachada de decisión.

—Siempre hay otra alternativa —replicó Alex, pero esta vez su tono era más oscuro, más grave, como si algo más profundo hubiera despertado en él. Una sombra de resentimiento se apoderó de su voz—. Siempre.

Jonathan cerró los ojos con fuerza, deseando que las palabras de Alex fueran ciertas, que existiera una salida de todo aquello. Pero sabía que no la había. O al menos, eso se repetía para sí mismo, intentando convencerse de que lo que hacía era lo correcto.

—Para mí, no hay otra —dijo finalmente, con un hilo de voz.

—¿No tienes... o no quieres? —La pregunta resonó en el aire como un desafío, y el tono de Alex se volvió cortante, cargado de una acusación que hizo que el alma de Jonathan se estremeciera.

Jonathan se dio la vuelta para enfrentar a Alex, aunque algo dentro de él le rogaba que no lo hiciera. Fue en ese instante, cuando sus ojos se cruzaron, que se dio cuenta de lo que había ocurrido. Aquello que tenía frente a él ya no era su Alex. Los ojos del pelirrojo, que antes eran de un azul profundo, ahora eran completamente negros, tan oscuros como una noche sin estrellas. Su mirada vacía y sin vida perforaba a Jonathan con una intensidad aterradora.

Homicide a Windsor.Where stories live. Discover now