⭐ tololoche

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— No vamos a caber.

— Sí cabemos.

— Mmm...

— Oye, tú eres el "Never give up", confía y métete.

La risa de Checo resonó en el cuarto de baño, persistente en los oídos de Oscar como campanas, las más bonitas que ha escuchado en su vida y que espera escuchar toda su vida. El mexicano niega con la cabeza, pero le cumple su capricho, metiéndose a la tina, el agua tibia recibiéndolo, removiéndose entre sus movimientos mientras Oscar atraía sus piernas más hacia sí mismo para darle espacio a Checo.

Había sido idea de Oscar, el tomar un baño juntos. Ya se habían duchado juntos antes, pero nunca un baño, probablemente porque Sergio tenía razón y su bañera no estaba precisamente hecha para dos personas, pero alguien alguna vez había dicho "todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar", solo era cuestión de acomodarse en la mente de Oscar.

El agua se desbordó haciendo un fuerte sonido en cuanto cayó al piso, obteniendo una risa de ambos hombres ahora encontrados en ese reducido espacio.

— Me voy a acalambrar aquí. — dijo Checo, su queja imposible de tomar en serio cuando tenía una sonrisa divertida en los labios y los ojos pintados de amor.

Oscar no le respondió, solo se rió, mientras acomodaba sus patitos de hule en el agua. El australiano sonreía mientras acomoda a sus patos en el agua. Al principio Oscar se sentía avergonzado de ellos, del enorme cariño que les tenía a esos objetos inanimados, tanto que los ocultó de Checo hasta que un día el mexicano los encontró por accidente. Oscar esperaba recibir chistes, burlas, pero lo único que recibió fue una sonrisa, un beso y la calma que venía con la aceptación. Desde entonces, Skippy&MamaSkippy, Ice Cube, y Tololoche (Checo había nombrado a ese último) lo acompañaban en sus baños.

Cuando elevó la mirada, encontró a Sergio mirando con el ceño fruncido a los animalitos de hule.

— ¿Qué pasó? — preguntó Oscar.

— Le prestas mucha atención a Tololoche, ¿no? — dijo Sergio, mirando a los demás patos. Oscar volvió a reír.

— Sí. — el australiano puso una mano al costado de su boca, como si contara un secreto, y luego susurró: — No le digas a los demás pero Tololoche es mi favorito.

Checo elevó la mirada, una ceja alzada. — ¿Por?

— Porque me recuerda a ti. — Oscar se encogió de hombros, ligeramente avergonzado, evidente en el tinte de sus mejillas. — Tú lo nombraste, y a veces cuando no estás, Tololoche me ayuda a no sentirme solo.

Sergio primero se vió sorprendido, inmediatamente después, su expresión demostraba ternura.

Todo lindo, te amo un chingo. — dijo Checo en español, por suerte Oscar había aprendido antes de siquiera empezar su relación con el mexicano con la intención de impresionarlo. — Dame un beso, bonito.

Oscar sintió el revoloteó tan especial de su corazón que solo Checo provocaba en él, se movió con dificultad en el ajustado espacio, cuidadoso de no tirar más agua, para cumplir el pedido de su amado y darle un suave beso sobre los labios. Se separaron al escuchar un chillido y el golpe de algo contra la puerta del baño. Cuando Oscar volteó, solo pudo ver a su preciado Tololoche en el piso del baño frente a la puerta.

— Oh, wow, me pregunto cómo llegó hasta allá. — dijo Checo con sorpresa fingida.

— ¡Lanzaste a Tololoche! — exclamó Oscar, mirando a su novio con ligera indignación, sorprendido pero divertido a la vez.

— No necesitas a Tololoche cuando me tienes a mí. — respondió Sergio con demasiada seriedad para estar hablando de patos de hule.

— No puedes tratarlo así por celos. — dijo Oscar, cruzándose de brazos.

— Tienes razón. — Checo asintió, bajando la cabeza como si estuviera aceptando la culpa de su error. — Tengo que tratarlos a todos por igual.

En un parpadeo, Checo tomó los dos patos restantes en la bañera y los lanzó fuera con fuerza, Oscar intentó en vano detenerlo, y el baño estalló en risas y reclamos.

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