7-Suciedad

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Rodado, me rodaron.

Al principio estuvo bien pero en cuanto se puso serio no hice más que defenderme, no me dio tregua y después de unos momentos me encontré en el suelo.

¡Se supone que soy un pilar, maldita sea!... Todavía estoy débil, demasiado débil...

Estaba en la sala de estar, solo, Kami se había ido a dormir y Muichiro seguía entrenando en el sótano. Me había ido porque estaba frustrado...

En fin.

Después de unas horas volvió a subir. Estaba ligeramente herido pero nada más, seguía tan neutral como siempre.

"Fue un muy buen entrenamiento, volveré, así que nuestro trato está cerrado".

"Hm..."

Suspiré, decepcionado, pensé que era más fuerte que eso...
Me miró unos momentos antes de hablar.

—No te frustres tanto, eres un pilar, te lo concedo, pero yo soy más fuerte que tú. Y sin ofender, eres claramente el más débil de todos.

Una vena apareció en mi mejilla.

—Hmph, simplemente no estoy acostumbrado a las katanas, dame mis armas y...

—No intentes justificarte y sé un poco realista. ¿De verdad crees que puedes vencer a uno de nosotros?

Gruñí y bajé la cabeza. Él tenía razón, y eso era lo que me estaba cabreando.

Nada ha cambiado, sigo siendo igual de débil...

El silencio seguía reinando, él era totalmente indiferente, ¡se merece una bofetada!

Miró por la ventana, viendo que llovía a cántaros, el viento y la tormenta reinaban.

—Bueno, mientras espero a que termine esta tormenta voy a escribir mi informe semanal. ¿Dónde están las hojas?

Señalé un mueble, algunos papeles y tinta con plumas sobre él.
Entonces se sirvió y se sentó a la mesa, sacó dos plumas y dos papeles, colocó uno frente a él y otro en el asiento de al lado. Luego se volvió hacia mí y golpeó la silla a su lado con su mano, haciéndome un gesto para que me acercara.

Arqueé una ceja.

"¿Y por qué vendría?"

"Sé muy bien que no has escrito tu informe de la semana, así que ven aquí y escríbelo".

"Hmph, no tengo ganas", respondí, girando la cabeza.

"Escúchame, si fuera por mí no me importaría, pero piensa en el Maestro Ubuyashiki. Claro, él no te reprende, pero ¿de verdad crees que eso no le molesta?" Me preguntó, con un dejo de fastidio en su voz.

Suspiré, tiene razón pero eso no cambia el hecho de que no sé escribir.

Al ver que no me movía, de repente se levantó y para mi gran sorpresa me agarró de la muñeca y me tiró violentamente hacia la mesa, tirándome sobre la silla.

"Bueno, vamos, no tengo la misma paciencia que el Maestro".

Me entregó una pluma y la tomé sin pestañear, totalmente aturdida por esta repentina violencia.

Se sentó a mi lado y esperó a que comenzara a escribir.

Me apoyé en la mesa, frunciendo el ceño, ocultando mi vergüenza lo mejor que pude.

"¿Y entonces? ¿Qué estás esperando?"

Me quedé en silencio, lo que hizo que frunciera el ceño.

"¿Sigues haciendo berrinches a tu avanzada edad?"

Forzar el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora