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Tensó sus garras contra las sábanas. Sus manos sudorosas se deslizaban por éstas a medida que el placer iba en incremento.

Su espalda se arquea con cada movimiento, cada caricia, cada susurro.
Sus mejillas ruborizadas denotan una extrema satisfacción.
Las palabras intentan salir, pero la sensación se lo impide.
Hace su mayor esfuerzo para decírselo.
-A- las -tor...
Con la última sílaba, él se esfuma como un fantasma.

Confundido mira a su alrededor hasta que escucha el sonido incesante de la alarma.

Malhumorado se levantó. Otra vez ese ritmo cruel, que le hace volver a su realidad,  aquella  donde el demonio de la radio no está.

Por tercera vez llena su taza de café, cargado a más no poder. Tres cucharadas y lo satura de azúcar. Prefiere el café con leche pero debe de rendir toda la jornada.

Azúcar y cafeína, revolviéndose en su organismo. Más un poquito de cortisol con cada inconveniente del día.

Entrevistas, grabaciones, juntas y conferencias. Todo se acumula en su ya de por sí apretada agenda.
Valentino entra precipitadamente en la sala principal. Encuentra al señor de la televisión en su posición habitual. Con las piernas ligeramente separadas y el mentón reposando en sus manos.

De vez en cuando de sus antenas sale un chispazo de electricidad. Y su ojo izquierdo no descansa, tic, tras tic de los nervios.
Tiene la mirada puesta en las pantallas, escrudiñando cada movimiento, cada súbito cambio que pueda indicarle algo.

El demonio polilla llega hasta su asiento, haciendo ruido con sus tacones de punta.
-Ya es muy tarde ¿No crees?
La respuesta tarda en hacerse notar.
-Este lado del pentagrama nunca duerme, yo tampoco.
Una risa pícara sale de Valentino, quien rodea a Vox con sus garras.
-Me tienes muy abandonado últimamente, desconecta esos monitores y ven a la cama papito.
Su voz pasa de un tono lastimero a uno cargado de lujuria.
Vox ni se inmuta y aparta a Valentino bruscamente.
-Val, no estoy de humor para tus juegos.
Y redirigió su vista a la pantalla.

El demonio replicó con algo de desdén o tal vez dolido por el rechazo:
-Bueno, como quieras, igual tengo a mis perras en fila para divertirnos un rato...
Exhaló su tóxico vapor rosado y agregó antes de salir.
-Un descanso te haría bien Vox...

Las puertas se cerraron tras de sí y la sala quedó cubierta por una dolorosa oscuridad y el no muy placentero brillo azul de las pantallas.

«Confrontación» Radiostatic fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora