❝𝑬𝒍𝒍𝒂 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒎𝒂 𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒍𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓 𝒔𝒆𝒓 𝒗𝒊𝒗𝒐. 𝒀 𝒆𝒍 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐 𝒂 𝒂𝒎𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅.❞
Nica es adoptada por la familia de Ruby y se une al instituto Maxton Hall. Mientras se adapta a...
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𝓒𝓻𝓲𝓼𝓪𝓵𝓲𝓭𝓪
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El invernadero estaba lleno de vida. La luz del sol atravesaba los paneles del cristal, iluminando las hojas de las plantas y los colores vibrantes de las mariposas que revoloteaban de un lado a otro. Nica estaba absorta, con los ojos brillando mientras observaba a la pequeña mariposa posada en su dedo.
James, por otro lado, no podía dejar de mirarla a ella. Algo en su tranquilidad, en la forma en que interactuaba con el mundo natural, lo desarmaba por completo.
—Esto es realmente increíble. —Comentó Nica sin apartar la vista de las mariposas —Es como si todo aquí fuera tan... perfecto.
James se cruzó de brazos, tratando de no parecer impresionado, aunque en el fondo lo estaba.
—Supongo que para ti sí lo es, pero para mí es sólo otro lugar lleno de bichos.
Nica se rió suavemente, sin tomarse el comentario como un insulto.
—Sabes, nunca dejarás de sorprenderme. —Nica se volvió hacia él —Un momento pareces ser alguien con quién es imposible hablar, y al siguiente, eres alguien... diferente. Me confundes.
James sintió cómo se le tensaba el estómago. Esa confusión era mutua. Durante esos días que estuvo alejado del instituto, había intentado apartarla de su mente, reducirla a una simple molestia. Pero esto sólo empeoró las cosas, ese tiempo de reflexión, le hizo darse cuenta de que lo de sacarla de su mente era un imposible porque Nica, aquella chica rara, con tiritas de colores en los dedos y tan dulce que pude ser capaz de atravesar cualquier barrera, se había adentrado en cada fibra de su cuerpo y eso era lo que a James más le aterraba admitir.
