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Ya era hora de dormir, inevitablemente volví a sobre pensar en mis sospechosos, algo dentro de mi desea que esa persona sea Lionel, quién en esta vida no quisiera estar con alguien como él, aún que no me quiero crear falsas ilusiones las pistas que tengo coinciden perfectamente, sin embargo, tengo entendido que el sigue en Argentina por lo que sería algo improbable, finalmente logre dormir.

Desperté con mucha energía, me sentía ansioso y emocionado, fui a entrenar, desayuné y me senté en la sala a esperar la nota que indicaría el lugar del encuentro.

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No había podido dormir por los nervios, ya tenía todo perfectamente planeado pero aun así temía que las cosas no salieran según lo acordado. Había decidido escoger el jardín de la casa de Andrés y junto con su ayuda había terminado la decoración, lo elegí principalmente por si las cosas terminaban mal hasta el punto de poder convertirse en una noticia incluso mundial, en todo caso preferiría que se quedara en algo privado y hasta cierto punto hacer de cuentas que nunca ocurrió (claro, en el peor de los casos).

Finalmente me levanté de la cama, me dispuse a entregar la última carta, ya luego me metí a la ducha pues sentía que debía arreglarme con tiempo para verme lo mejor posible.

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Sentía que los minutos eran horas y las horas años, esa eterna espera se vio interrumpida por unos leves toquidos, rápidamente fui a abrir encontrándome con el repartidor de siempre, me entregó mi carta y se despidió felizmente, anunciando que su trabajo por fin estaba completado. Regresé al sillón y ansioso abrí el sobre, grande fue mi sorpresa al ver la dirección del lugar.

Finalmente hoy es el día, espero que estés tan emocionado al igual que yo, el último regalo no viene incluido pues hoy tendré la dicha de poder dártelo en persona. Opte que nuestro encuentro fuera más privado, pues no me gustaría que gente externa pueda llegar a arruinar este día, espero no te moleste que sea en casa de Andrés.

Al no ser un restaurante elegante o algo por el estilo no estás obligado en vestir formal, puedes ir como gustes y como te sientas más cómodo. Recuerda que si no te sientes cómodo con esta idea también puedes optar por no ir, como mencioné antes no me molestaría.

Sin más que decir, nos vemos en unas horas.

Atte. L

Sinceramente sentí alivio al ver qué no sería un lugar público, me metí a bañar y decidí ponerme un pantalón de vestir negro, una camisa blanca e incluso aproveché para usar los zapatos, la corbata, la esclava de oro, el perfume y el reloj que días antes me había regalado. Ahora entendía que todos esos obsequios eran para nuestro encuentro de hoy.

Salí cuarto para las 7 de mi casa y conduje hacia la dirección indicada, al llegar la puerta estaba levemente abierta y había una nota en ella "Cierra bien la puerta y sigue el camino indicado", la casa estaba parcialmente a oscuras, había un camino con velas y algunos pétalos de rosas que guiaban hacía el jardín, camine lentamente pues sentía como aumentaban más mi nerviosismo y mi corazón latía con fuerza.

Cuando llegue a la puerta del jardín vi a alguien de espaldas parado, parecía tener su mirada puesta en el suelo como queriendo ocultar su identidad por unos minutos más, sin embargo reconocí esa silueta, ahora sí que mis nervios estaban en su máximo e incluso las manos me sudaban, como era posible que mi enamorado secreto fuera nada más y nada menos que Lionel Messi, el mejor (al menos para mí) jugador de fútbol, alguien a quien siempre le tuve admiración.

Se dio la vuelta lentamente y vi que su rostro era tapado por un gran ramo de rosas rojas con blanco envueltas en un papel negro que las hacia resaltar aún más, sonreí divertido ya que esa acción me resultó bastante tierna, me acerqué lentamente e hice aun lado el ramo que nos separaba uno de otro.

-Ya no necesitas seguir escondiendo tu identidad, solo con verte se perfectamente quién eres y ahora todas tus pistas cobran mayor sentido- ambos mantuvimos contacto visual por unos segundos hasta que Lionel desvío su mirada y note que sus mejillas estaban rojas - entonces... ¿Me darás mi último regalo?

-De una vez? - mencionó bastante sorprendido pues no parecía que esperaba esa reacción de mi parte- no quieres que conversemos y cenemos?, la verdad yo había preparado un discurso para este día, pero teniéndote frente a mí así de guapo hizo que se me olvidara todo.

Solté una leve risa al escuchar eso último, tanto en la cancha como en sus cartas parecía tener todo bajo control y ahora lucia algo torpe e igual de nervioso que yo.

-Entonces te escucho, ¿qué es lo que tienes para decirme? - Lionel tomo una pequeña pausa para respirar, reordeno sus ideas y finalmente habló.

-Como ya te había mencionado en las cartas, estoy enamorado de ti, puede que parezca una confesión sin fundamento alguno, pero desde que me saludaste antes de iniciar el partido sentí una conexión al instante, una sensación que no puedo explicar con palabras, me sentí cautivado por tu aroma, tanto así que en el primer tiempo estuve distraído observando como cuidabas tu portería, como tú cabello se movía cuando corrías o cuando saltabas a atajar, fue inevitable no verte e incluso me sentí bastante mal cuando anoté ese gol -ambos suspiramos y yo inevitablemente recordé ese partido donde fuimos abucheados por nuestra misma afición - después del partido e incluso ya en la celebración del ganador tuve unas inmensas ganas de ir a buscarte para confesarte todo, per...

-Y porque no lo hiciste? -interrumpí pues ahora recordaba que Lionel veía mucho hacia mi dirección en la fiesta de celebración.

-Tuve miedo... -dijo mientras desvió la mirada hacia los alrededores - miedo a que me rechazaras, a qué pensarás que tal vez estaba jugando, pues recuerda que después de nuestro partido hubo un gran malentendido dentro de nuestros vestidores. En un principio había decidido guardarme estos sentimientos y reprimirlos, pero por primera vez decidí escuchar a mi corazón y arriesgarme en esta aventura lejos de mi país y amigos.

Me quedé en silencio un momento analizando sus palabras, sonaba realmente sincero y algo afligido por lo que no pude evitar abrazarlo, estuvimos así por unos minutos cuando me separé un poco aun sosteniéndolo de los brazos.

-Enserio crees que le diría no a Lionel Messi?, por dios, eres una persona grandiosa, el saber que gustas de mi es más que un halago y sinceramente sería un estúpido si te rechazo. Se que no me lo has preguntado ni nada, pero me gustaría tener algo formal contigo -ni siquiera lo deje responder y junte nuestros labios para comenzar un suave beso que rápidamente fue correspondido con gusto.

Cuando nos separamos nos miramos fijamente y sonreímos como tontos.

-Ahora que está todo aclarado podemos seguir con mi plan de cenar? -preguntó mientras tomaba ligeramente mi mano y caminábamos hacia la mesa que estaba en medio del jardín.

-Por supuesto que sí, pero aún falta mi último obsequio -jale de la mano a Lionel para pegarlo hacia mi -me estoy muriendo de curiosidad y no creo aguantar más tiempo.

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No sabía que hacer, tenía su último regalo, pero pensándolo con más detenimiento era muy precipitado de mi parte por lo que decidí más conveniente mentir al respecto.

-La verdad no tengo uno, o si lo tenía ya lo tomaste -mencione mientras mis mejillas y orejas se tornaban de un leve sonrojo.

Memo elevo sus cejas en señal de asombro y solo dijo -Ooo, ¿entonces te puedo robar más de esos regalos?, la verdad a mi me gustan mucho - apenas iba a responder cuando sentí sus labios sobre los míos y no pude decir no.

Si las cosas marchan bien en un futuro, no dudaré en darle el obsequio que tenía planeado para este día desde un principio, ese anillo de promesa que Andrés me había hecho el favor de ir a recoger en la tienda junto con la esclava de oro. Y cuando ese día llegue no dudare en celebrar en grande y como es debido.

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Hola, finalmente termine está historia. La verdad no tenía planeado terminarla, pero me sentí mal de dejarla a medias, sin más espero que les haya gustado y una disculpa por la enorme demora.

Amor de carta en carta ~ Messi x OchoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora