𝐉𝐀𝐏𝐀𝐍𝐄𝐒𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒𐙚 𝐅𝐀𝐍𝐅𝐈𝐂
(𝓀) "Me gustan esos ojos japoneses"
-Kennedy, una chica solitaria y triste que se siente invisible en su escuela, descubre que ha sido vista por uno de los chicos más lindos, desafiando su percepción de la s...
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Narrador Omnisciente ⭑.ᐟ
KENNEDY se encontraba en su graduación, alejada del bullicio que rodeaba el evento. No era de esas típicas chicas que tenían amistades y salían a todos lados con amigos; era completamente distinta. Desde pequeña, había aprendido a ser callada y a pasar sus recreos sola, observando el mundo desde la sombra.
—¡Felicidades, hija!—Exclamó su madre mientras la abrazaba con entusiasmo.
—Gracias—Respondió ella, sintiendo cómo la tristeza se apoderaba de su voz.
—El próximo año entrarás a la mejor universidad de Estados Unidos. ¡Serás toda una médica profesional!—Anunció su padre con orgullo desbordante.
Kennedy siempre había deseado que su padre estuviera orgulloso de ella. Desde pequeña, había hecho todo lo posible por cumplir sus expectativas, y ahora se preparaba para irse a otro país, dispuesta a seguir el legado familiar, aunque en el fondo sentía que eso la alejaba de sí misma.
En sus manos sostenía su anuario escolar, un recordatorio doloroso de su soledad: no tenía ninguna firma de sus compañeros. Mientras miraba a los demás, cuyos anuarios estaban llenos de mensajes y recuerdos compartidos, un nudo en su garganta se hacía más fuerte.
—Estoy orgullosa de ti. A pesar de todo, saliste adelante—Le dijo su hermana mayor, Leslie, de veinticuatro años.
Kennedy solo hizo una mueca tratando de contener lo que podría haber sido una sonrisa forzada.
Al alzar la vista, se encontró con el grupo de los cinco chicos encantadores de la escuela por los que todas las chicas suspiraban. Dos de ellos se habían graduado junto con ella: Héctor Fort y Marc Guiu; los otros tres se graduarían el próximo año.
Aquel chico que siempre había capturado su atención era Héctor Fort. No era como los demás; a veces podía ser un poco arrogante y muy serio, pero había un lado de él que prometía ser completamente distinto. Kennedy no podía evitar preguntarse si él alguna vez la vería realmente.
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Por otro lado, Héctor Fort, un apuesto chico de 18 años, observaba a la hermosa Kennedy Davies desde la distancia. Su corazón latía con fuerza cada vez que la veía; nunca había tenido el valor de acercarse a ella. Desde la primaria, había estado enamorado de ella, y ese sentimiento no había disminuido con el tiempo. La contemplaba en silencio, deseando poder hablarle, pero sus nervios siempre lo traicionaban, manteniéndolo atrapado en su propia timidez.
—Héctor, en todo este tiempo ¿nunca le hablaste a Kennedy?—Preguntó su mejor amigo, Marc Guiu, con una mezcla de curiosidad y burla.
—Mhm... en resumidas cuentas, nadie lo hizo—Respondió Héctor con un suspiro resignado.
