BESOS DE CEREZA Y PÓLVORA ~Fred Weasley~

Capítulo 20

En la estación no tuve que despedirme de nadie, mi padre vendría conmigo y el resto de alumnos de Hogwarts en el Expresso. Iríamos en diferentes compartimentos ya que mi padre no quería incomodarme ni a mí ni a mis amigos. Los últimos días no había podido descansar bien, así que poco después de sentarme caí profundamente dormida.

Me desperté ya que tenía mucho frío, ya llevaba puesto un jersey de lana bastante calentito, ya que soy muy friolera. Al abrir los ojos estaba arrinconada en la esquina del asiento y Fred me daba la espalda como si me estuviera tapando. Me espabile un poco y observe a mi alrededor, las luces estaban apagadas y poca luz entraba por la ventana, ya que su cristal estaba congelado, al igual que el contenido de las botellas que había en la mesita, los chicos tenían una mueca de pánico en su rostro y respiraban con algo dificultad.

– ¿Qué está pasando? –empezaba a asustarme.

– Algo se ha subido al tren –respondió el pelirrojo que intentaba protegerme con su cuerpo. Iba a cuestionar, pero entonces una sombra pasó por delante de nuestra puerta haciendo que se me corte la respiración.

La puerta comenzó abrirse, el de pecas se apegó más a mi cuerpo, una mano oscura y muy huesuda salió de lo que era una capa toda vieja y rota, apareció en la agarradera de la puerta. Se abrió un poco más, sin embargo no llegamos a verle la cara a la criatura que fuese ya que parecía que había huido.

La puerta se abrió de golpe, sobresaltándonos a todos, la luz volvió y pude ver a mi padre en el umbral. Salí de detrás de Fred y corrí a sus brazos. Nos sentamos mientras me acariciaba el pelo para tranquilizarme.

– Lo que habéis visto es un dementor, si no me equivoco los estudiaréis este año –explicó mi padre con total tranquilidad mientras metía la mano en su bolsillo y sacaba unas barras de chocolate– Comed un poco, os habéis llevado un buen susto.

– ¿Un dementor? ¿Qué hacen tan lejos de Azkaban? –preguntó Lee con curiosidad tomando una de las barras. Mi padre hizo una pausa y respiró hondo, me miró por un momento y volvió su vista al moreno.

– Están en busca de Sirius Black. Debo irme, chicos, me gustaría ir a hablar con el maquinista –dejó un beso en mi coronilla y se fue.

– Todo va a estar bien, Lizzie –me susurró el pelirrojo mientras acariciaba mis hombros y me dejaba un beso en la sien.

Esta vez ya no me fue tan fácil dormirme, así que para no aburrirme me puse mis cascos con música y saque un libro de astronomía, acomodé mi cabeza en el hombro de Fred y comencé a leer. Pasé así las siguientes horas hasta que llegamos hasta la estación de Hogsmeade, donde, como todos los años, debíamos coger nuestro último transporte antes de llegar al castillo.

Pase por mi dormitorio antes del Gran Comedor, era el mismo del año pasado y con la misma compañera, me alegraba mucho volver a compartir cuarto con Mione. Aproveche ese tiempo para arreglarme un poco, me puse mi uniforme y maquille mi rostro, debía tapar un poco las ojeras que tenía de haber estado estas últimas semanas sin dormir debidamente, puse algo de rubor en mis mejillas, máscara para mis pestañas y un poco de mi labial de cereza.

En la sala común me esperaban los chicos, sentados en los sillones, todos con sus uniformes mirándome bajar por las escaleras.

– Sí que te has tomado tu tiempo –habló el moreno levantándose.

– No le hagas caso, es un dramático, estas preciosa –me susurró Freddie al oído, sacándome una pequeña sonrisa y un leve sonrojo.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Las primeras semanas del curso ya habían pasado, durante las clases, los pasillos y las horas de comida en el Gran Comedor sentía millones de miradas en mi nuca, al principio intentaba autoconvencerme de que todo era impresión mía, pero cada que me giraba veía como los observadores se sobresaltaban e intentaban disimular mirando hacía otro lado.