Pagina uno

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Padre trabaja, compra y provee todo en la lujosa casa. Pero por desgracia, no puede pasar tanto tiempo con su hija como en realidad desea.

En su trabajo, en alguna que otra ocasión, se ríe solo o simplemente se entristece. Pensando en la sonrisa y la felicidad de su hija, queriendo permanecer junto a ella a lo largo de su vida. Su pluma se resbala de su mano y cae al suelo siempre que piensa así. Pero más pronto que tarde comienza a escribir, y escribir. Lo hace tan de prisa, que da la impresión de que la pluma va volando sola.

Le hace rasgos a la letra, las oes son grandes, como el sol en el día más soleado, el trazo de las ges es largo, como la katana del mejor samurai de la alta montaña, sus eles permanecen bajo la línea, como si se impregnaran en el papel, esas eses que caen al fin de la palabra, como hoja de sauce en otoño; ¡Deben ver lo que padre escribe cuando piensa mucho en la niña, su "hermosa" niña!

Él dice que siempre que siente cuando llega a través de la ventana el olor de las flores del jardín, no puede evitar pensar en ella. Cuando trabaja desde casa, haciendo cosas de números o simplemente traduciendo un libro sueco al español, la siente aproximarse, como cual nube.

Arrebatándole con delicadeza la pluma de la mano, haciendo que repose un poco. Le besa la frente y tira de su rubia barba o le esconde el tintero. Para tener un poco de su tiempo.

"Es un sueño, no más que un sueño."

Mi muñeca negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora