Parte 5

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Un día, mientras Diana y King estaban en el parque, ella se encontró con un grupo de niños jugando. Uno de ellos, un niño pequeño, se acercó a Diana y le hizo una pregunta. Diana, instintivamente, comenzó a responder con señas, pero luego se detuvo. Miró a King, quien le asintió con una sonrisa alentadora.

- ¿Quieres jugar? – dijo Diana, su voz aún suave, pero clara y comprensible.

El niño sonrió y asintió con entusiasmo, y Diana se unió al juego. Mientras corría y reía con los niños, algo dentro de ella se liberó. Era más que palabras; era la alegría de la conexión humana, la libertad de la expresión.

King observaba desde un banco cercano, su corazón lleno de alegría al ver a Diana tan animada y participativa. Cuando los niños finalmente se despidieron y se fueron a sus casas, Diana se sentó junto a King, respirando hondo después de la actividad.

- Eso fue... increíble. – dijo Diana, una sonrisa radiante en su rostro.

- Lo hiciste fantástico, Diana. – respondió King. – Y tu voz, cada día se escucha más fuerte.

Diana asintió, sintiéndose más esperanzada que nunca. Más tarde, King acompañó a Diana a casa, ya estando allí, se encontraron con su madre, quien era muy fría con su hija y la culpaba de la muerte de su hermano.

- Ah ya volviste, esperaba no encontrarte de nuevo o que al menos mueras en lugar de tu hermano- comentó su mamá con frialdad.

- La muerte de él no fue mi culpa, sabes que nací sorda – señaló Diana con aprensión.

- Claro que sí! Por culpa de tu sordera, tu hermano tuvo que interponerse ¡¿Porqué tuviste que nacer tan inútil?! – gritó la mamá.

Esas palabras golpearon fuerte en Diana, tenía que haber silenciado los audífonos pero ya era tarde, King no podía creer lo que escuchaba.

- ¡CALLATE! ¡no permitiré que insultes a Diana, lo que pasó no fue su culpa!¡además, ¡¿Qué clase de madre tiene preferencias con sus hijos, eh?! – recriminó King a la madre con frialdad y autoridad como rey hada.

- Hmp! ¿Y que piensas hacer para evitarlo? ¿llevarte de esta casa? – desafió la madre con ironía, a lo que King sonrió con seriedad.

- ¿Por qué no? De hecho, me acabas de dar una excelente idea – debatió King con seguridad.

La habitación se llenó de un silencio tenso después de la propuesta de King. La madre de Diana lo miró con incredulidad, mientras que Diana observaba la escena, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

- ¿Una excelente idea? – repitió la madre con sarcasmo. – ¿Y cuál sería esa, majestad?

King mantuvo su sonrisa seria, su mirada nunca dejando a la madre.

- Voy a llevarme a Diana conmigo – declaró King. – A un lugar donde será valorada y respetada, no menospreciada y herida.

Diana sintió un escalofrío de emoción ante la idea de dejar atrás su vida pasada y comenzar una nueva. Aunque su voz era débil, sus ojos brillaban con determinación.

- Quiero irme – señaló Diana con firmeza, utilizando el lenguaje de señas. – No quiero estar aquí ni un minuto más.

La madre se rió con desdén.

- ¿Y realmente crees que puedes cuidar de ella? – desafió la madre. – Ella es mi responsabilidad.

King se acercó a Diana, colocando una mano protectora sobre su hombro.

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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