4. Curar Heridas

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Corría entre las calles menos transitadas lo más rápido que sus cortas piernas se lo permitían. Llegar desde la estación hasta Kunugigaoka corriendo era agotador.

Los viernes suele venir por Karma ya que sus clases terminan temprano y no tiene club. Había pasado por una leche de fresa de las que le gustan al pelirrojo y es saliendo del combini cuando un mensaje llega a su celular. Era de Asano. Desde la graduación –y por Karma– comenzaron a llevarse bien.

Asano Gakushu.

El idiota de tu novio se ha metido en una pelea. Escuché que iría cerca del parque Gakurai, algo de un edificio en construcción. Traté de detenerlo pero no escuchó

Fue el mensaje que llegó y fue como comenzó a correr para llegar rápido. Avistó el parque y más adelante la construcción abandonada por falta de fondos al parecer. Se adentró y tiró su mochila por un costado de la entrada.

Escucha ruido y avanza entre herramientas y materiales de construcción que lo ponen nervioso puesto que podrían usarlo para lastimar a Karma.

—Eres un maldito engreído—escucha de alguien—mira que meterte con chicos de una pandilla es...

—¿Terminaste?—la voz aburrida de Karma parece irritar a otros más, pues Nagisa escucha más voces. Se asoma ligeramente para ver. Son cinco en total—Tengo otras cosas que hacer

—Maldito hijo de...

—Sí sí, apúrate—Karma saca su télefono de su bolsillo—Oh, mierda. Tengo una llamada perdida. Bien, ya perdí demasiado tiempo con ustedes

Los cinco sin avisar se lanzan a golpear al pelirrojo que los esquiva sin problemas realmente. Aburrido y cansado de jugar iba a acabar con ellos hasta que un pandillero rubio saca una navaja de su chaqueta escolar

—¡Karma!

El grito de Nagisa lo alerta y alcanza a desvíar el ataque con el punzo cortante, sin embargo alcanza a herirle la palma de la mano puesto el filo estaba por ambos lados. Nagisa con su velocidad innata acaba con su atacante y se asegura que los otros esten en el suelo.

Después se acerca con el ceño fruncido y un puchero de lo más adorable que a Karma le dan ganas de besar.

—Te vas a arrugar muy joven Nagisa

—Cierra la boca—el mencionado toma la mano del más alto, la que fue blanco del ataque por lo que se sobresalta por el ligero dolor, ante esto Nagisa observa su mano sangrante—Vámonos

Muy obediente sigue a su pequeño novio. Observándolo de cerca puede ver su uniforme escolar algo fuera de su lugar, como la camisa blanca que se ha desfajado un poco de sus pantalones.

—Supongo que Asano te dijo donde estaba—intuye ya que intentó detenerlo al salir de la escuela

—Le debo algo

—Ni se lo digas

—Demasiado tarde—responde con una mentira el azulino sin mirarlo

—Ugh

—¿Dónde está tu mochila Karma?—pregunta Nagisa al no verla por ninguna parte

—En la escuela. Aquellos idiotas llegaron haciendo escándalo. No quiero reportes por personas ajenas.

—Bien

Al llegar a la entrada, Karma ve como Nagisa toma su mochila que esperaba en la entrada y salen de la construcción en dirección al parque, a un lugar un poco más vacío. El más bajo lo obliga a sentarse mientras busca algo en su mochila. Cuando lo encuentra lo ve: un botiquín pequeño.

—Comencé a cargarlo desde primer año de secundaria. Te metías en muchas peleas—Nagisa sonríe al recordar los pleitos en los que el pelirrojo se veía envuelto casi todas las semanas—Para curarte

Empapa una gasa con solución desinfectante y con cuidado limpia la palma de su novio al igual que los nudillos que lucen ligeramente hinchados y rojos. Quita la sangre que ha comenzado a secarse y la fresca que sale. Cuando está satisfecho, abre un empaque nuevo y la coloca sobre la herida que afortunadamente no es profunda. Con un poco de cinta médica la coloca sobre la gasa y la adhiere a la piel.

—Listo

—Wow, mi Nagi es todo un enfermero~. Soy afortunado

Nagisa recoje los deshechos y los tira en el bote más cercano.

—Eres un tonto Karma—se acerca y queda entre el espacio de las piernas de su novio y alcanzar los labios del pelirrojo—Pero así te quiero

Deja apenas un beso, si es que al roce de labios que fue, se le puede decir beso. Karma estuvo a punto de mostrarle un buen beso sino fuera porque el más bajo se escabulló de sus brazos para tomar su mochila

—Corre Karma, tengo hambre—dijo y salió corriendo en dirección a la estación—¡Me invitarás sushi!

Karma observa su mano un par de segundos, desinfectada, limpia y protegida. Ríe un poco. Así como esa gasa blanca cubre su herida del exterior, así siente el amor de Nagisa. Se siente seguro y protegido.

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Suavecito #Flufftober2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora