— Joven Kim — llamo Big a su jefe quien se encontraba sentado en el escritorio y quien al escuchar la voz de este aparato su mirada de su celular para verle.
— Que se te ofrece — contesto Kim de mala gana mientras volvía su mirada al celular.
— Su hermano Khun me ha pedido que le diga que esta noche abra una fiesta en el bar donde antes trabaja su cuñado y me ha dicho que quiere verlo en esa fiesta —
Un suspiro de frustración salió de los labios de Kim mientras que violentamente dejaba el celular sobre el escritorio para luego pasar su mano sobre su largo cabello está semana había tenido demasiado trabajo gracias a su padre y a su hermano Kinn y lo único que anhelaba en ese momento era dormir por horas para recuperarse, pero sabía de ante mano que si no iba a la fiesta de su hermano este sería capas de sacarlo de su cueva para que pasara un momento de “diversión”.
— ¿A qué hora va a empezar esa dichosa fiesta? — pregunto con un tono cansado y molesto cerrando sus ojos por un corto tiempo.
— A partir de las 10 joven Kim — contesto Big intentando controlar su nerviosismo.
Para Big Kim era el más temido de toda la familia theerapanyakul había escuchado muchas historias de tortura que Kim le proporcionaba a sus enemigos y la mayoría de esas historias le provocaban un cosquilleo de miedo en todo el cuerpo al imaginarse tanta crueldad.
— Muy bien… Espero y a esa hora no tengas nada más que hacer porque iras conmigo — la manera tan fría que Kim le había hablado a Big sonó más como una orden que como un favor.
— Vendré por usted a esa hora joven Kim — intento sonar lo más calmado.
— Bien... Ya puedes irte — sin nada más que agregar Kim se marchó hacia su cuarto sin mirar y despedirse de Big.
Big únicamente se limitó a inclinarse para luego salir rápidamente del apartamento de su jefe para dirigirse hacia la casa de la primera familia.
— Vegas — la dulce voz de Macao hizo que Vegas dejara de arreglarse y verse al espejo para darse la vuelta hacia la entrada de su cuarto donde se encontraba su hermano.
— ¿Qué pasa pequeño? — pregunto preocupado al ver la tristeza en el rostro del menor quien a su vez entraba al cuarto para acercarse a Vegas.
— No quiero quedarme solo — murmuró con tierna voz para luego abrazar a Vegas quien inmediatamente correspondió al abrazo.
Vegas sabía bien por qué su hermano se encontraba así, últimamente él había salido mucho de viaje y dejaba solo a su único hermano y cada vez que regresaba de hacer negocios encontraba al menor con golpes moretones y rasguños que le proporcionaba su madrastra a quien odiaba con todo el alma.
— Solo serán unas horas pequeño — inclinó su cabeza para luego tomar con sus manos la cara de Macao obligándolo a verlo — No tienes nada que temer — con sus pulgares limpio pequeñas lágrimas que se avecinaban en salir de los ojos del menor.
— ¿Puedo ir contigo? — pregunto con un toqué de esperanza deseando que su hermano lo sacara de la casa la cual para Macao era un infierno gracias a una cruel mujer.
Vegas dejo escapar de sus labios un suspiro de derrota, sabía que Macao no dejaría de insistir asta que él le diera el sí o si, aunque para Vegas era mejor llevarse a su hermano a la fiesta que dejarlo en las garras de su madrastra quien siempre aprovechaba cuando esté salía de la casa para molestar al menor.
