Capítulo 2.

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- ¿Heba? - Mencionó Atem.

¿Pero y él quien es? ¿Y por que carajos se parece a mi? y sobre todo... ¡¿POR QUE LE LLAMÓ "AMOR" A MI PROMETIDO?!

- ¡Cariño, creí que nunca vendrías! - Dijo este abrazando a mi Atem.- No me digas que ya me olvidaste.

- Ehmm, Heba ¿podemos hablar en otro momento? - Dijo Atem nervioso.

- ¿Y eso? ¿estas ocupado con la corte?

¿Qué no notaba el tipo que estaba aquí? sentí como mi sien estaba palpitando de lo molesto que era esto.

- Perdonen que los interrumpa, pero Atem ¿y el quien es? - Pregunté cruzándome de brazos, alguien tendrá que darme muchas explicaciones.

- El es... - Fue interrumpido por el chico que se parece a mi.

- ¿Qué acaso no lo sabes? ¡soy su prometido! oh, por cierto te pareces mucho a mi, excepto por el color de piel claro. -Río. ¿Su qué? ¿Qué demonios? encaré a Atem con la mirada esperando alguna explicación.

- ¿¡Su qué?! - Grité exaltado.

No puede ser que Atem me estuvo mintiendo, pero quiero saber más. Yo y mi estúpida curiosidad.

- Así es. ¿Quieres que te cuente? - Preguntó entusiasmado, al parecer era igual de inocente que yo. Y no sabía la situación.

- Yugi escu...

Atem iba a interrumpir pero le di un golpe en el estomago haciendo que se quedará sin aire, para que no interrumpiera. Heba, creo que así se llama. Nos miro extraño.  Estoy cabreado.

- Cuéntame. -Sonreí falsamente.

- Bueno todo paso cuando...

Flash Back hace 10 años atrás. (Reproduzcan el vídeo, es para darle ambiente xD)

Se encontraba un niño de 8 años en el río Nilo con su cántaro para acarrear agua. Era un chico de baja estatura, piel morena como todos en Egipto, tenía unos cabellos tricolores. Mechones amarillos, pelo negro y arriba de este un especie de color rojizo.

Fue a acarrear agua para su familia, solo eran su madre y su abuelo. Llenó el cántaro con agua, y la llevo cargando en sus manitas. Estaba algo pesada, el niño no se fijaba por donde caminaba hasta que chocó con alguien provocando que derramará el agua.

Para su mala suerte, había chocado con el príncipe de Egipto.

- ¡Ay, no! ¡Lo siento mucho! - Dijo el niño arrodillándose. Su madre le advirtió que tuviera cuidado con los de la realeza. Pero este en vez de castigarle lo ayudó a levantarse.

- Oye, levántate no te hare nada. - Dijo el príncipe sonriendo ampliamente. Este lo ayudo a levantarse, cuando el pequeño retiro su mano enseguida. No debía tomar la mano del príncipe, ni si quiera mirarlo a los ojos, Ra se enojaría.

- ¿E-enserio? ¿Ra no se enojará? - Preguntó el pequeño con la cabeza abajo.

- Claro que no, Ra es bueno y no lastimaría a un lindo niño como tú. -Sonrió este, el pequeño en respuesta se ruborizo.

-  Gracias... Príncipe. -Sonrío más confiado el niño.

- Dime Atem, ¿y tu como te llamas pequeño? - Le decía pequeño puesto que Atem tenía dos años más que el.

- Soy H-heba, mucho gusto Atem.

- ¿Quieres ser mi amigo Heba? - Sonrió el mayor extendiendo su mano, el pequeño aceptó tal gesto con su mano igual, estrechándola.

- Amigos. -Sonrieron los dos.

Pasaron cinco años desde que Heba y Atem se conocían y la verdad es que se llevaban bien, salían juntos a todos lados. No había día en que ellos dos no hicieran algo juntos, hasta la propia familia de Atem empezaba a aceptarlo como parte de la suya, podía entrar al palacio cuando quisiera. Era un privilegio que pocos tenían. Un día, Atem y Heba estaban en el río Nilo sentados debajo de una palmera, viendo lo azul que era el agua. Heba tenía 13 años, mientras que Atem tenía 15 años.

- Heba... quiero preguntarte algo. - Dijo Atem volteando a ver a su amigo.

- ¿Qué pasa Atem? - Pregunto el menor con una sonrisa.

- Yo... pronto me convertiré en faraón y quisiera saber si tu.. - Atem movía sus dedos nerviosamente.

- ¿Si..?

- ¿Quieres casarte conmigo? - Preguntó finalmente Atem viendo a Heba a los ojos, con un ligero rubor en sus mejillas.  

Fin del flash back.

Yugi,

- Pero lastimosamente moriste en aquella batalla contra Zorck, y no pudimos casarnos. Estuve esperándote por 3 años... ¡Pero ahora que volvió podemos hacerlo! ¿no es verdad amor? - Exclamó emocionado Heba.

Estaba en shock por lo que acababa de oír, ellos llevaban conociéndose mucho tiempo. Y además Atem prometió casarse con el. ¿Para que vine entonces? ¿dejé a mis amigos y mi familia para encontrarme con eso? lo único que quiero era regresar, no pertenezco aquí. Estaba estorbando en un compromiso que se hizo mucho antes que yo conociera al faraón. Pero lo que no cabía en su cabeza era ¿Por qué me pidió casarme con Atem si es ya estaba comprometido? no entiendo nada... bajé mi cabeza así ocultar mis ojos con mi cabello, se avecinaban las lagrimas.

- Ehm, Heba.. necesito hablarte en privado. - Dijo Atem firme.

- ¿Hum? puedes decírmelo aquí cariño, no creo que a tu amigo le importe ¿no? - Creo que volteo a mirarme, sólo negué con la cabeza. - ¿Vez? dímelo Atemu.

Atem suspiro pesadamente. - Quiero anular nuestro compromiso.

¿Qué?

- ¿Q-que dices Atem? ¡Déjate de bromas! -Río Heba.

- No es una broma Heba, hablo enserio. - Habló Atem seriamente. ¿Qué hace? no puede hacerle esto a Heba..

- Pero.. ¿por que haces esto? ¡Por que en este momento Atemu! - Gritó Heba tomándolo de la capa.

- Yo.. me enamoré de alguien más.

- ¿Qué? ¿Quién? ¿Mana? - Dijo zangoloteándolo.

- No... de Yugi. - Dijo mirándome, yo en ese momento levanté mi rostro para verlos.

Heba se quedo callado y se quedo examinándome un buen rato de arriba hacía abajo. Vi como se acercaba a mi, y me susurro algo en mi oído antes de irse corriendo hacia la puerta.

Oh no... no debí venir aquí.

- Yugi... ¿Qué te dijo Heba? - Me preguntó Atem.

Me quedé aún pensando lo que me dijo, me aterraba lo que podría hacerme. No debí venir aquí, interrumpí y arruiné un compromiso. Soy lo peor, quizá si debí quedarme en mi mundo y dejar ir a Atem... pero lo amo demasiado que soy capaz de hacer cualquier cosa por el, lo dije una vez. Y aún en estos casos no cambia mi decisión. Pero sigo sintiéndome mal por Heba...  miré hacia la puerta por donde se fue, y luego miré a Atem.

- Nada, que te cuidará como un tesoro. -Sonreí lo mejor que pude, Atem al ver esto se relajo un poco.

Pero al instante que se dio la vuelta para indicarme cual sería nuestra habitación, me quede pensando todavía las palabras de Heba, y siento un frío en mi cuello.

"Más te vale disfrutarlo, porque en cualquier momento te destruiré."





Un nuevo comienzo para los dos. | Book #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora