En un mundo donde el amor es un pecado, una familia real debe luchar por su derecho a amar sin condición. Descubre la épica historia de Lucifer y Avery, dos almas prohibidas que desafían al universo para estar juntos. Pero
¿podrán proteger a su fam...
A medida que pasaba el tiempo, Avery se integraba más y más en la vida de Lucifer y Araxys. Su presencia traía consigo una nueva calma y armonía al hogar, y poco a poco, los demonios del castillo comenzaron a cambiar.
Su bondad y su amor por Araxys se contagiaban a todos los que la rodeaban, y su belleza parecía iluminar cada rincón oscuro del infierno.
Avery se sentaba en el jardín del palacio, rodeada de flores y árboles que parecían haber sido plantados específicamente para ella. Su cabello rojo intenso caía sobre su espalda como una cascada de fuego, y su piel blanca y luminosa parecía radiar una luz interior.
Lucifer la observaba desde una ventana cercana, sin poder quitarle los ojos de encima. Su belleza y su serenidad eran abrumadoras, y él se encontró a sí mismo sintiéndose cada vez más atraído por ella.
No podía entender cómo una criatura tan pura y celestial podía encontrar la felicidad en un lugar como el infierno, pero ahí estaba ella, rodeada de flores y árboles, con una sonrisa en el rostro.
En su regazo, Araxys, la hija de Lucifer, se reía y jugaba, completamente feliz en los brazos de su madre adoptiva. Avery la acunaba con suavidad, cantando una canción de cuna que parecía haber sido escrita específicamente para la pequeña.
Lucifer, que observaba desde la distancia, se quedó impresionado por la forma en que Avery trataba a Araxys. La amaba y la cuidaba como si fuera su propia hija, y la pequeña respondía con la misma devoción.
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Lucifer se apoyó en el marco de la ventana, con una expresión de asombro en su rostro. Nunca había visto a Araxys tan feliz y relajada como en ese momento. Avery tenía un don para conectar con los demás, y parecía tener un vínculo especial con su hija. Ver cómo ella cantaba y acunaba a Araxys hizo que algo se moviera en su interior, algo que no había sentido en mucho tiempo.
Cómo logras hacerlo?", preguntó Lucifer, acercándose a Avery. "Araxys nunca se ha mostrado tan feliz y tranquila." Avery sonrió, sin dejar de acunar a Araxys. "Es porque la amo", respondió simplemente. "Y ella sabe que la amo."
Lucifer se sentó a su lado, aún sorprendido por su respuesta. Miró a Araxys, que se estaba quedando dormida en los brazos de Avery, y sintió una oleada de emociones.
"No es solo amor, ¿verdad? Hay algo más en ti. Algo que la hace sentirse segura y protegida."
"no lo sé, talvez solo nesistaba una figura materna" dijo con delicadeza.
Lucifer se sentó junto a ellas, observando cómo Avery jugaba con Araxys. La forma en que la trataba era tan gentil y amable que parecía haber olvidado que era la hija del diablo.
se sentía cada vez más intrigado por Avery. Su bondad y su capacidad para ver lo mejor en los demás lo dejaban sin palabras. Miró a Araxys, que se había quedado dormida en sus brazos, y luego a Avery, que la miraba con ternura.
