capitulo 10: " Cinco menos, veintiun mas por ir"

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Harry se despertó sobresaltado a la mañana siguiente del domingo y no fue a causa de un sueño o pesadilla. Había sido porque Louis se había cambiado de lado de la cama, y esa era la última cosa que él quería. Se giró para tirar de él, pero entonces detuvo su brazo.

Louis se veía tan increíblemente tranquilo, su cuerpo desnudo estaba en posición fetal. No podía ver su cara desde su posición, pero podía imaginar la calma que tendría. Permaneció despierto después de eso. Harry era una de esas personas que una vez que estaba despierta, estaría dormido de nuevo hasta esa misma noche.

Observó a Louis dormir, hipnotizado por su columna vertebral. Había estado tentado a correr un dedo por la columna ósea. Desde donde estaba, podía ver las cicatrices de la varicela que había adquirido cuando tenía seis. Sus madres les habían advertido que no se rascaran. ¿Qué esperaban ellas? Demonios, ellos ni siquiera pudieron mantener a Harry lejos de Louis cuando él se enfermó, lo que le llevó a enfermarse también.

Si te sentabas y lo pensabas, era un poco adorable. Sólo una fotografía de un Harry de seis años lanzando rabietas para poder visitar a su amigo enfermo, y después enfermándose, lo que únicamente le hizo más feliz porque en primera, no tenía que ir a la escuela y en segunda, podía estar mucho más tiempo con Louis. Harry se rió quedamente mientras sus dedos inconscientemente comenzaron a circular las cicatrices, recordando cómo lo había ayudado a rascar los lugares en donde no se podía alcanzar y como Louis había hecho lo mismo por él.

Se detuvo cuando Louis se revolvió en su sueño. Soltó un pequeño gemido antes de rodar hacia Harry. Sonrió ampliamente mientras el castaño se recargaba contra él, su cuerpo sintiéndose cálido y suculento contra el suyo.

Su brazo sostuvo la espalda de Louis y su mano libre rápidamente se encontró en su cabello. Estaba un poco enredado y enmarañado por ayer, pero aún así se sentía suave en sus dedos.
Una vez más se encontró a sí mismo sonriendo mientras tomaba una bocanada del olor de Louis, tenia un olor unico, era embriagador y a Harry lo volvia loco.

Se rió suavemente mientras una delgada línea de saliva comenzaba a deslizarse por su pecho de la boca de Louis. En la mayoría de los sucesos, si fuera alguien más, le hubiera asqueado, pero después de todas las veces que él había sostenido a Louis mientras se levantaba gritando, era refrescante y bien recibido. Eso significaba que dormía profundamente, y eso le hizo olvidar que la cálida saliva se acercaba a su ombligo con cada respiración.

Su brazo comenzaba a acalambrarse bajo el peso de Louis y sin embargo no pudo encontrar el deseo de deshacerse de la posición incómoda. Estaba bien así. Y en ese momento, era feliz con Louis en sus brazos, pero una rápida mirada al reloj le hizo recordar que debía de empezar su día. Necesitaba trabajar en una campaña para una nueva marca de pasta de dientes para niños.

Miró al chico de los ojos como el cielo y una vez más miró la alarma de su reloj, gruñendo. Sabía que tenía que levantarse, pero el hecho de estar en cama con el castaño sonaba mucho mejor.
Lentamente, deslizó su brazo fuera de la espalda del otro y se levantó de la cama. Sonrió al ver que él se abrazaba de la almohada, envolviendo sus brazos alrededor de ella. Se estremeció al ver algunos moretones en sus brazos de ayer.

Había sido duro con Louis, pero no se podia controlar, estaba totalmente poseido por el deseo de tenerlo, y ni una sola vez aquel le dijo que parara, ni una vez chilló de dolor, y no podía dejar de sentirse culpable por las marcas moradas de sus manos en sus caderas y las marcas rojas familiares en su cuello.

Mientras se alejaba más de la cama, se estiró, gruñendo mientras un calor se expandía por su cuerpo. Todo dolía, pero de la mejor manera. Harry estaba experimentando, como Louis solía llamarlo "El mejor tipo de dolor". Era un dolor que te hacía saber que habías tenido un grandioso sexo en la noche anterior. En el caso de Harry, eran cuatro veces de la noche anterior.

Tentación incontrolable (Larry Stylison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora