| 1. El adiós no dicho |

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...7 años antes.

JAKOB MÜLLER

Tomé aire por la nariz con la maleta en mi mano y empecé a avanzar por el aeropuerto.

Era difícil para mí dejar todo atrás, dejar lo que conocía, dejar a mi familia. Pero sobre todo... Dejarla a ella.

Pero si quería triunfar en la música, tenía que sacrificar todo lo que amaba. Porque no quería quedar como muchas personas, con una caja repleta de sueños en el rincón de los recuerdos.

Mirando aquella foto donde ella llevaba un vestido azul acampanado, mostrando su hermosa sonrisa, caminé poco a poco y me detuve al escuchar la voz de Ray.

— Amigo — se acercó y tocó mi hombro — ¿Listo para una vida de estrellas, giras nacionales, chicas bonitas, firma de autógrafos, bebidas embriagantes y sobre todo?

— Un poco — dije mientras ocultaba la foto.

— Levanta esos ánimos amigo — batió mi pelo.

— ¿Para qué?

— Sé que no quieres dejarla, pero más de mil veces te dije que lo pensaras, y tú dijiste que estabas decidido a dejar todo.

— Yo más que nadie sé lo que dije — me alejé un par de centímetros — Pero simplemente no lo aceptaré tan rápido.

— Oye — se detuvo y se colocó frente a mí — Si no quieres irte, lo entiendo.

— Cállate Ray — seguí caminando — Y apresúrate que el avión nos va a dejar.

— Jakob si no quieres dejar a Abigail...

— Ya deja ese tema atrás sí — exigí con voz alta — Si estoy aquí significa que aunque me duela dejarla, ésta es mi vida, y aún soy joven... Ella solo quiere una boda ya, y yo... No estoy preparado — continúe con mi camino llegando a dónde estaban los demás.

Beverly pellizcaba la oreja de Rigby.

— ¡Oye! ¡Déjame!

— Te dije que dejes de insultarme, entonces vivirás libre de mis pellizcos.

Al verme, se alejaron, temiendo por mi reacción.

Podría decirse que en el grupo, yo era el menos alegre, si tenía mis momentos, pero no todo el tiempo.

Mi banda era como todas las demás: El baterista era Rigby, el bajista Ray, la vocalista Beverly y yo era el guitarrista que también estaba dotado con ser vocalista.

Cursed Oceans... Así se llamaba nuestra banda de Country.

Decidimos llamarnos así porque todos nos conocimos en un acuario, el mismo día, y ahí descubrirmos que todo teníamos en común la fascinación por el océano. Y malditos por qué todos teníamos una suerte de mierda, y por eso nos considerabamos malditos.

— Estoy más que seguro, de que ambos terminarán enamorados — dije y ellos hicieron muecas de asco.

— Ni loco, prefiero caer en un río repleto de cocodrilos — dijo Rigby.

— Ese deseo te lo podría cumplir con mucho gusto — sonrió Beverly de manera maliciosa.

— Mejor vámonos... Si se besan vomitaré antes de que despegue el avión.

— En toda tu vida has dicho cosas tan asquerosas como esas — ella disimuló tener ganas de vomitar — además...creo que un caballo es más lindo que él.

— Porque tienen unas tremendas pi...

— ¡Cállate Ray! — lo golpeó por el hombro y él soltó la carcajada.

Mi Canción Perfecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora