| 2. La decisión |

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JAKOB MÜLLER

Tome un respiro y sonreí al público.

— Les agradecemos mucho por haber venido... a nuestro último concierto de esta gira — camino un poco para colocarme frente aquella multitud por última vez — ¡Muchas gracias por todo! De verdad.

Alcé la mano izquierda, empuñada con fuerza y me despedí:

— Tengan linda noche — estallaron en aplausos y gritos, y bajamos del escenario.

— Wow, estuvieron estupendo chicos — Steve aplaudió con orgullo mientras abrazaba a cada uno — de verdad se merecen esas vacaciones.

Me acerqué a una pequeña mesa que estaba cerca para tomar una botella de agua.

Tenía una sed insoportable. Aunque ya era costumbre después de cantar tanto.

Los chicos continuaron mencionando sus planes:

— Obvio: playa, sol, arena, chicas — Ray frotó sus manos y Beverly lo acompañó en su emoción.

— Cerveza, fiesta y mucho disfrute.

— De hecho... — los interrumpí levantado mi mano — yo volveré a Westside.

— ¿Qué? — Rigby me miró con una expresión incrédula — ¿Amigo estás loco? ¿Quieres volver al pueblo?

— Sí llegas allá hasta podrían apedrearte — comentó Ray con burla.

— Tengo que ir — suspiré — ya hace dos años que mi madre murió, y ni siquiera he querido llamar porque tengo miedo a que mi padre no conteste. No estuve para él cuando me necesitó, y tampoco para siquiera despedirme de mi madre... Solo quiero tratar de reparar el daño que hice.

Todos se compartieron miradas entre sí para luego volver a mí.

— Esto es mala idea — Ray se acercó y puso su diestra en mi hombro —. ¿Cómo se supone que vamos a seguir sin ti?

— Literalmente eres el lider de esta banda... No puede dejarnos así — recalcó Beverly.

— Si tú te largas todo se vendrá abajo — agregó Rigby.

Sonríe con calma y pase mi mano por mi nuca.

— Sé lo que hago. Y no los dejaría si creyera que no funcionaría sin mí. Pero el punto es que los tres están preparados para seguir adelante. Y yo de verdad necesito volver.

— ¿Para qué? — Ray se apartó y se sentó encima de una mesa.

— Tú más que nadie sabes porqué vuelvo.

Su expresión se suavizó y pareció entender. Pero siguió con su insistencia:

— Sé que una de las razones por las que vuelves es por tu madre... Y también sé otra de las razones es Abigail. Pero, ¿qué te dice que ella te aceptará de nuevo? ¿Acaso te ha llamado?

— No — contesté seco.

— ¿Ha mandado alguna carta?

— No.

— ¿Entonces porqué te vas con esa seguridad? Recuerda que jamás te despediste, seguro te odia como nunca — pensó por unos segundos y continuó —: O tal vez encontró a alguien más.

Ya me estaba empezando a enojar.

El simple hecho de imaginarla al lado de otra persona que no fuera yo me parecía imposible.

Mantuve la tranquilidad y lo miré con mucha firmeza.

— De ser así, regresaré. Pero por ahora no puedo suponer cosas.

Mi Canción Perfecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora