Todo Va A Estar Bien

Capitulo 2

La semana paso bastante rápido para Julián, que había vuelto a las prácticas con el Atlético Madrid y se había refugiado en sus nuevos compañeros, pero principalmente en Rodrigo De Paul, que a pesar de no tener una vida tan ejemplar para dar consejos lo ayudaba mucho en la adaptación y en otras cosas mucho más personales.

-¿Che Juli, qué onda que no contestaste a Enzo anoche? - le dijo un Rodrigo mientras estiraba y veía a su compañero haciendo lo mismo. Claro se había olvidado que al haberlo bloqueado en el grupo que compartía con todos nunca iba a saber si le mandaba algo el morocho -Estaba cansado y me dormí enseguida- le dijo un Julián tratando de sonar lo más normal posible con su compañero.

-Raro porque contestaste un montón de boludeces, pero a él nada- Ya la voz era la de una vieja chusma que sabía que había pasado algo, -No. no me acuerdo a veces es un quilombo y no me doy cuenta- le dijo Julián restando importancia a eso e iba a buscar agua debido a que hablar de Enzo le había dejado un nudo en la garganta y unos nervios como si fuera a rendir un examen y él no hubiera estudiado nada.

Había algo que Julián no sabía y era que Enzo se había comunicado hace unos dos días con Rodrigo, preocupado porque no podía hablar con su amigo e incluso intentó llamarlo y no podía y no entendía por qué y más aún cuando entro a Instagram e iba a mandarle un mensaje privado y vio que no podía acceder a ese perfil, fue ahí donde se dio cuenta y unió todos los hilos, había sido bloqueado por su mejor amigo.

El primer día pensó que fue algo de un arranque de Juli, para al otro día tratar de recordar si había dicho o hecho algo que lo hubiera molestado de alguna manera, pero a pesar de que lo hizo enojar algunas veces siempre habían hablado sobre el suceso y jamás habían llegado a la instancia de bloquearse de todos lados.

Primero se había enojado mucho, porque no entendía el arranque del cordobés, luego ya la necesidad de llamarlo y reclamarle, pero era imposible porque no podía y luego llegó la tristeza, busco en el historial de charlas por WhatsApp e incluso las pocas veces que hablaron por Instagram y estudio cada conversación y no encontró nada que pudiera ofender a su amigo para que hubiera hecho eso.

Moría por ir a España, pero como ya debía volver a jugar se le hacía imposible, por su parte Valentina se había dado cuenta de la tristeza que Enzo manejaba, le llamó demasiado la atención, porque no había un enojo de él sino solo la tristeza, tenía momentos en los que se quedaba solo en su habitación y ella lo conocía demasiado bien y sabía que había llorado.

Por eso lo confronta una tarde en la estaban solos en la habitación de invitados, esa que se había mudado Enzo, ya que estaba claro la relación con Valentina y no había necesidad de seguir mintiendo entre ellos, por eso decidieron que él se mude de habitación y pudiera tener su intimidad, tanto como ella.

Enzo le contó lo que sucedía, que no entendía por qué el silencio sepulcral de parte de su amigo, ella tomó el teléfono de quien fue su pareja y revisó las conversaciones ya que conociéndolo capaz se había mandado alguna. Pero no había nada grave ni nada por el estilo para que pase lo del bloqueo, algo que a ella le pareció muy infantil, pero también sentía que era una manera de que el cordobés quería pasar desapercibido ante Enzo.

Intento contenerlo, aunque realmente no sabía que decir, ya que ella tampoco entendía, más de parte de Julián que era una persona tan sencilla y tierna en su vida, alguien que evitaba los problemas a toda costa, pero que, en ese momento, a ella le estaba molestando, le dolía ver a quien fue su pareja de esa manera y no iba a quedarse de brazos cruzados mientras el otro sufría en un silencio horrible.

Mientras en España Julián almorzaba con sus compañeros, los escuchaba contarse cosas que realmente a él no le importaban para nada o mejor dicho no estaba de humor para escuchar cosas, más sabiendo que quien es su nuevo compañero sospecha que algo paso entre el con Enzo, ya que le pregunto muchas veces por el morocho, a lo que él desviaba la conversación, pero sabía que era muy malo ocultando cosas y que en algún momento podría caer.