-Capítulo 41-

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Me sentía algo diferente. Bajo mi piel, la serenidad había ocupado el espacio que le pertenecía y que había estado echando de menos. Lo notaba al respirar hondo. Mis pulmones se llenaban de aire de forma más completa y mi respiración tornó a ser algo más pausada y presente.

Por la distancia, tras aquella conversación dura pero necesaria que tuve con Matt y que aún resonaba en mi mente, por el buen trabajo de Doubleday y que estábamos logrando con el libro... Y por Michael. Por él, por cómo le veía comportarse conmigo. Quizás porque se sentía más libre, más lejos de todo, sin Diana y sus palabras acechantes, por nuestras últimas conversaciones reveladoras de nuestros sentimientos... Y por los besos que nos habíamos dado en los últimos días.

Con facilidad quedaban grabados en mi mente y me transportaban a esos momentos que pasamos juntos dónde no había nada que pudiera interrumpir lo que ambos necesitábamos. No pasar ni un segundo separados.

Y no, no me estaba mintiendo a mi misma. Por supuesto seguía teniendo a Matt en mente. No podía eliminarlo de mis pensamientos de forma tan radical pero, todo lo que estaba sucediendo cada día que pasaba me hacía más consiente de que Michael por mí tenía tantos sentimientos como yo, hacía que inevitablemente todo lo que sentía por ese hombre fuera en aumento sin siquiera darme cuenta de la rapidez en la que todos esos sentimientos se hacían cada vez más y más presentes, importantes e irremediablemente reales.

Las palabras de Tom, sus consejos sobre su experiencia caminaban tranquilamente por mi mente cuando después de una llamada de Matt veía a mi lado las rosas blancas que el otro hombre de mi vida me había hecho llegar. 

¿Y cómo no sentir? ¿Cómo zanjar aquello? Simplemente no podía. Me estancaba o avanzaba y Michael, me llevaba rápidamente por el camino que yo estaba dispuesta a atravesar de su mano.
No podía evitarlo. Su forma de mirarme, de estar pendiente de mi, de lo que precisaba, todos esos silencios llenos de comodidad e intimidad entre ambos me daban más de lo que podía necesitar. Cada día era así. Cada día.

Viajé entre todos esos recuerdos mientras le veí de nuevo aparecer, algo tímido en el set donde dentro de poco retomarían para hacerle fotografías profesionales para el reportaje de una revista en la que hablaría de la segunda parte del tour que acababa de empezar y de su álbum que, como era de esperar, estaba siendo un éxito en todo el mundo.

Después de varias fotografías con un atuendo parecido al que llevaba para el vídeo de Dirty Diana, le ví aparecer después de un rato de espera ataviado con la típica ropa con la que él solía vestir. Sonreí porque, no esperaba otra cosa de él. Siempre tan auténtico, mostrándose ante todos tal y como era en su día a día.
Unos pantalones negros, una cómoda camiseta blanca de algodón y sobre la misma, una camisa blanca y cómo no, calcetines blanco impoluto y mocasines negros de un brillo espectacular.

Crucé mis brazos tratando de evitar que alguien advirtiera como empezaron a temblar mis dedos cuando ví como empezaban a colocar mejor sus rizos y la tela de la camisa que cobró vida al flotar debido al aire que desprendían los ventiladores que apuntaban hacia su figura masculina.

—Van a quedar muy bien las fotografías —murmuró Frank regresando a mi lado.

Tragué saliva de inmediato para poder responder apartado por unos segundos la mirada de Michael que, con los ojos cerrados esperaba poder seguir mientras continuaban trabajando en algunos rizos: —la verdad que está muy guapo. Seguro que quedan genial.

—Le queda bien el pelo largo, ¿verdad? —Me preguntó esperando conocer mi respuesta girando el rostro hacia a mi.

—Le queda muy bien. Sí.

Me respuesta en voz baja quedó eclipsada por la música de James Brown que empezó a sonar de nuevo indicando que Michael ya podía empezar a posar de nuevo. 

" Moonwalk "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora