capítulo 1

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Pov narrador

Becky observaba la puerta de aquel restaurante nerviosa, ni siquiera sabía qué hacía ahí, bueno si lo sabía, pero no entendía cómo había llegado tan lejos, como lo que pareció una medida desesperada y una solución nada meditada, ahora parecía volverse real ante sus ojos.

Apenas tenía 20 años, cero experiencia con las mujeres y estaba a punto de negociar con su dignidad, con su cuerpo y, lo peor de todo, su virginidad en una cita concertada por su mejor amiga en un prestigioso restaurante tailandés en el que seguro, un refresco costaba lo mismo que su sueldo de una semana entera en la cafetería.

<<Tienes demasiadas deudas>> fue lo que le respondió la voz de su conciencia, quién en ese instante hablaba en su cabeza. Se suponía que la conciencia estaba para evitar que alguien se equivocara, pero en su caso, tenía más que claro, que su conciencia quería que metiera la pata hasta el fondo, ni siquiera ella pretendía disuadirla.

Su madre trabajaba de sol a sol y estaban a punto de quitarles la casa, becky sola no alcanzaba para pagar la universidad con su trabajo a media jornada en la cafetería y, sin duda, no había un padre que pudiera ayudarlas, jamás había descubierto quién era el desgraciado que preñó a su madre y se desentendió luego. Y, aunque había preguntado por los detalles, ni una mala palabra recibió referida a ese hombre, pero tampoco ayuda de ningún tipo para saber de él.

Pero ahí estaba el demonio, porque siempre que becky tenía que tomar una decisión se acordaba de cuando era pequeña y veía en los dibujos animados al pequeño ángel sobre  uno de los hombros del protagonista multicolor y al demonio en el otro hombro, batallando hasta que uno de los dos ganaba y entonces el dibujito elegía la opción correspondiente al diminuto ser angelical o demoníaco.

Pero en su caso su conciencia ni siquiera había luchado y eso que debía ser el ángel, el que la guiaba para tomar las buenas decisiones y su demonio, en este caso demonia, tenía nombre de persona, Yoko, su mejor amiga.

La que le había abierto un perfil en una página de contactos y la había empujado, entre copas, a buscar una Sugar Mommy que la sacara del hoyo en el que ella y su madre estaban metidas. La casa, lo único que tenían y su pobre madre todavía insistía en que ella no debía trabajar, que podía con todo.

-¿ siempre he cuidado de las dos  y jamás nos faltó de nada, verdad?. También lo solucionare está vez-aseguró tras recibir el aviso de embargo- tú asegúrate de que este segundo año en la universidad sea tan bueno como el primero y un día seas esa gran abogada que sueñas ser, eso es lo único que le pido a la vida.

Y tras eso vino la noche en casa de Yoko, una cerveza, dos, tres y empezando la cuarta se reía con ella de la idea de las Mommys.

-¿Alguna vez has pensado en lo poco saludable e inestable que tiene que ser alguien para que le guste que la llamen Mommy durante el sexo? -becky rió a viva voz y bebió otro sorbo de su cerveza directamente del botellín- el tema está como para hacer un estudio.

-Pues yo ya te hice un perfil -contestó Yoko.

-¿Un qué?

-Un perfil en una página que se llama -Su amiga se golpeó la cabeza con dos dedos como si fuera capaz de resintonizar sus pensamientos- Babys & Mommys

-¡Vamos, no me jodas! -becky no sabía si reír o enojarse con ella, pero decidió beber otro sorbo de su botella.

-Y tú eres virgen, ni siquiera imaginas lo que pagan por una monjita como tú.

-¿Va en serio, no? -Por un instante parecía que el alcohol de su sangre se había volatilizado, pero fue solo un espejismo, ya que cuando se levantó un mareo le sobrevino obligándola a agarrarse al armario de Yoko hasta llegar a su cama y dejarse caer a su lado para ver la aplicación en el teléfono móvil.

SUGAR MOMMY  (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora