capítulo 2

1.5K 175 30
                                    

A pesar de ser una noble tailandesa, a Freen, le gustaba permanecer por largas temporadas en Nueva York, solía pasar la mitad del año en el gran continente y la otra mitad en América. Esa era una de las razones por las que buscaba una nueva chica cada vez que regresaba, una con la quien convivir por el medio año que permanecería en la ciudad. No tenía tiempo para perderlo fingiendo interés por varias hasta encontrar alguien a quien le gustará del mismo modo en el que ella lo hacía, tener citas y que antes de darse cuenta tuviera que volver a su país para perder el contacto y empezar de cero.

Otra de las razones por la que le gustaba pagar por compañía, era que allí a Freen no lo conocía nadie, tal vez alguna de las hermosas modelos y actrices que había operado fueran famosas y tuviera cierto nombre entre la élite por su excelente trabajo como cirujana plástica, pero sin duda, no era una figura pública y podía moverse con chicas jóvenes y guapas sin salir en ningún tipo de prensa de cotilleo, allí no tenía la sombra de su apellido, ni a su abuela recordándole que tenía un título al que hacer honor, como si su apellido no lo hubieran mancillado suficiente sus antepasados.

-Señora, su abogada lo está esperando -Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Angélica, su secretaria, quién le hablaba a través del intercomunicador de su mesa.

-Que pase.

Un par de minutos después, la puerta de su despacho se abrió y Faye Marisol, su abogada, entró para traer los documentos que había pedido tener con urgencia aquella misma mañana en su oficina.

-Revisa el contrato por si me dejé algo -le pidió la mujer de
cabello negro y ojos del mismo tono completamente oscuro.

Tal vez, Faye podía parecer demasiado seria, pero era la
mejor en su trabajo y además, con los años, también se había
convertido en una buena consejera y amiga para Freen.

Faye dejó una carpeta negra frente a Freen y se sentó en el sillón pacientemente esperando su conformidad. La tailandesa se saltó las primeras hojas dónde tan solo había escrito pura burocracia para leer la parte que le interesaba, los términos y cláusulas.

Quedaba muy bien especificado que el contrato era por seis meses en los que becky tendría que convivir con ella, pudiendo pasar lejos de su compañía una noche a la semana y tras previo aviso. El contrato podía ser restringido a las dos semanas de prueba sin ningún tipo de obligación o multa por parte de la chica y Freen debería pagar 50.000 dólares para sus estudios.

Además, becky tendría una cuenta de gastos durante todo el tiempo que permaneciera a su lado, enlazada a una tarjeta de crédito que podría usar para pagar, ropa, cuidados como peluquería, uñas o cualquier tipo de gasto que tuviera que ver con su imagen, comida y caprichos varios.

También se especificaba que en el momento en que Freen tomara su virginidad le serían otorgados 400.000 dólares y algo que no había pactado con ella, pero le parecía justo, 50.000 dólares más por cada mes que permaneciera a su lado, además de varios beneficios inesperados no especificados, debiendo avisar con 15 días de antelación si pretendía abandonarla sería sancionada con devolverle los 50.000 dólares que habría recibido por el último mes.

A cambio, becky se comprometía a estar localizable para ella cuando no tuviera clase y acudir a su llamada lo más rápido posible, pudiendo librar un día completo a la semana o más si lo requería por exámenes finales, motivos de estudio o en el caso de que se enfermara.

También se comprometía a no divulgar nada de lo que sucedía entre ellas y guardar su relación comercial en secreto a riesgo de tener que devolver el doble de todo lo hablado hasta la finalización del contrato.

La última cláusula dejaba claro que tras las 2 semanas de prueba cualquier condición podía ser cambiada o modificada a conveniencia y en mutuo acuerdo de ambas.

SUGAR MOMMY  (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora