Inocentes Parte 1

3 0 0
                                    

De pie sobre la copa de un árbol donde era capaz de observar una casa que pese a aún diseño simple de un piso era evidente que su construcción había sido más que rigurosa y hecha décadas atrás, siendo separados por una carretera donde únicamente llegaban a pasar vehículos de gran tamaño a una alta velocidad, “Ahora lo entiendo... no importa a dónde vaya o con quién vaya solo hay muerte a mi alrededor”, diría con una amarga sonrisa; rememorando como una vez más gracias a una gabardina, una capucha y un par de guantes no era más que una sombra pero antes que pudiera llegar a sumergirse en sus pensamientos se hicieron presentes las luces de auto indicaba la llegada de su objetivo. Presentándose como una mujer se almenos 25 años, un hombre mayor cerca de los 40, un niño de 8 años junto a su hermana mayor de 10 o tal vez 12 bajando del auto de una forma casada que junto a su ropa cubierta con grandes manches de tierra era fácil de intuir que volvían de un día de campo; “¿Será acaso un matrimonio arreglado?... O en verdad, ¿Serán una pareja genuina?...”, diría Makoto en especial al ver a la pareja, dando un gran suspiro se pondría en marcha bajando el árbol sin alguna pausa.

Una vez en el suelo con pasó firmé y sin generar al ruido corrió rumbo a la casa a tal grado que por un breve momento pudo entrar en la casa por una ventana que había abierta con anterioridad, llegando a una pequeña biblioteca dónde se escondería con la ayuda de una gruesa cortina de color rojo aguardando el momento en que pueda salir, "Espero que me hallan dado veneno y no toxinas concentradas"; diría para si mismo con cierto temor para después escuchar como la pareja entraba en la pequeña biblioteca besandose con tal pasión que el hecho de rasgar sus ropas o el olor a sudor se había vuelto en un tipo de afrodisíaco; Siendo el momento en que pudo escuchar claramente la amalgama de los gemidos provenientes de la pareja como una señal para salir de su escondite, que con un movimiento rápido llegaría a inyectarle un extraño líquido rojo al hombre que caería en el acto sobre la mujer enmedio de convulsiones y en sucesión rápida haría lo mismo con la mujer salvó que sería con un líquido azul que paralizó de golpe su sistema respiratorio, siendo que lo último que vería con claridad sería como un hombre encapuchado alzaba su dedo haciendo un gesto de silencio; Antes de que pudiera darse la vuelta para poder irse vería como el hombre intentaría ir trás el pero al dar un par de pasos este caería enmedio de convulsiones y sacando espuma de la boca, en cambio la mujer sería quién llegaría a sujetarse de las piernas de Makoto obstante se dezplomaria en el suelo de rodillas únicamente llegando a suplicar por la vida de sus hijos con una expresión que oscilaba entre el miedo y la desesperación, llegando a caer inconsciente momentos después debido a la falta de oxígeno; "Malditos... ¿Por qué toxinas?", diría un Makoto impotente para después salir de la habitación no sin antes recordar claramente la expresión de miedo e desesperación que tuvo la mujer haciendo que apretara los puños en señal de frustración, al punto que si no hubiera sido por sus guantes sus uñas ya habrían atravesado sus palmas.

Al caminar por los pasillos llegaría hasta unas escaleras que lo llevaría a la planta baja dónde tras buscar por poco tiempo encontraría la habitación de los niños quienes dormían sin alguna tipo de preocupación aparente, que con solo una sonrisa eran capaces de transmitir una profunda felicidad tal vez derivada de su inocencia junto con lo que aparentemente era una familia unida; “Se que algun día seré castigado por esto”, diría con pesar dejando caer una píldora de cianuro en la boca de cada niño que tendrían una muerte casi inmediata; Al poco tiempo de haber salido de la habitación como si se tratara de un efecto mariposa una lágrima solitaria fue seguida por otra sin control alguno antes de desaparecer enmedio de la oscuridad.

Al cabo de poco más de una hora dos agentes que portaban de igual manera una gabardina que junto a una capucha escondía por completo su rostro dejando solo ver la misma silueta cuya única diferencia era la altura que llegarían a forzar la puerta con la ayuda de una ganzua; Al entrar cada uno se quitaría la capucha revelando desde un hombre rubio con ojos de búho como la silueta más baja que llegaría a gritar llenó de entusiasmo al entrar, “¡¿En dónde se encuentra ese traidor?, además no se suponía que debería haber abrirnos la puerta!”; seguido por una mujer de una extraordinaria belleza con un cabello rojo y rosa por igual, “¿Me podrías recordar cuánto tiempo llevas sin dormir?”, pese a decirlo de una forma tierna y calmada se hacía evidente su molestia.

Voces Silenciosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora