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Él no era gay

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Él no era gay.

Bueno, tampoco podía afirmar que era un ser completamente heterosexual.

Nunca le han gustado las etiquetas o ese tipo de banalidades que sólo fomentan los estereotipos y prejuicios de género en ésta sociedad superficial, pero la gente depende de ellas para describirse, para hallar un lugar, una "tribu", o algo así.

Le parece estúpido, pero cuando Istuka le preguntó si era gay, no supo qué cosa decir porque, si era honesto, no tenía ni la más mínima idea.

Así que ahí estaba, con una taza de café con leche en sus manos, enfrente de su computador, leyendo la información que aquella página le estaba mostrando... tan valiosa.

"Cómo saber si eres gay, sin morir en el intento".

Jamás se imagino buscando algo así. Es decir, ¡nadie busca "cómo saber si eres heterosexual"! ¿Por qué sería diferente con los homosexuales?, ¿por qué sienten esa duda?, ¿no es algo que simplemente se sepa y ya?

Ante ese pensamiento, apretó sus labios entre sí y soltó un bufido lleno de ironía—. El burro hablando de orejas... idiota.

¡Cómo sea!

No se sentía identificado con nada de lo que decía ésta porquería.

¡Eran un montón de estereotipos que no sólo afectaban a los hombres, también a las mujeres!

Creyó que esas tonterías ya se habían quedado en los siglos pasados.

—Pintarse las uñas, sentir el impulso de tocar a los hombres... ¡¿qué estupidez es ésta?!—hizo que las rueditas de su silla lo girarán y alejarán del escritorio—. Eso definitivamente fue escrito por un tipo blanco cisgenero.

Escuchó una pequeña carcajada y fue entonces que recordó que estaba con TetsuTetsu, quién fue mandado por su novia para asegurarse de que se tomé bien la noticia de que era gay, pero ¡una mierda! ¡Él no lo era!

—¿Quieres saber si eres gay? Bien—de repente, Tetsu se levantó de la cama y se acercó a él, recargando sus manos en el respaldo de la silla, acorralando al rubio de una manera que cualquiera se podría sentir nervioso, menos Neito, que sólo lo miró con una ceja alzada—. No es algo que se identifique con conductas, no sé porqué la gente cree eso, pero el punto es que no es muy diferente a cuando tu, como hombre, te sientes atraído a una chica. ¿Alguna vez te ha gustado una?

Lo pensó. Plantó su mirada en la nada, recordando la secundaria, la primaria... y nada; nunca se sintió hipnotizado por alguna mujer, o siquiera un hombre.

Negó con la cabeza y el platinado suspiró con suavidad para, así, alejarse de él.

—Cuando vi a Itsuka, pensé: "¡wow! esa chica es como un ¡zius! y un ¡pauw!"—le contó de repente, realizando extraños y efusivos ademanes para simular efectos especiales, esbozando una corta sonrisa mientras un tenue rubor se extiende por sus mejillas al recordarlo todo—. Casi no lograba entenderla, pero me di cuenta que me gustaba porque quería hacerlo; quería comprender porqué, cuando ella compraba un libro, iba directamente a la última hoja, ¡o porqué escondía su bella sonrisa entre sus manos!

—Sí, sí. ¿Cuál es tu punto?—cortó aquel discurso romántico que le estaba dando, recibiendo una mala mirada, seguido de un suspiro cansino.

—Mi punto es que te das cuenta que te gusta alguien cuando tienes esa extraña necesidad de conocerla completamente, de pies a cabeza—mencionó, sentándose en la orilla de la cama nuevamente—. Ya sea una acción pequeña, no importa, eso te provoca un sentimiento insaciable de curiosidad, así que la empiezas a mirar mucho, hasta que eso ya no es suficiente; quieres hablarle, quieres tocarla, quieres sentirla a tu lado. Sólo así te das cuenta que te gusta alguien.

Durante toda su palabrería, Monoma se limitó a guardar silencio, mirándole con los ojos abiertos de par en par y sus cejas contraídas entre sí, pues todo... todo lo que dijo concordaba con lo que estaba pasando en esos instantes con ese idiota explosivo.

La primera impresión que tuvo de él fue que era otro tipo prepotente y arrogante con los que había tenido que aprender a lidiar, así que decidió ignorar toda su existencia y seguir con su vida, pero sus planes se vinieron abajo cuando los dos se enfrentaron en el festival deportivo; sin poder evitarlo, sus ojos no se alejaron de él tras su (pacífica) charla.

Ese día, descubrió una cosa de Katsuki: era un hombre que odiaba ganar cuando sentía que no se lo merecía, y eso a Keito le resultó bastante curioso, pues siempre había creído que los tipos como él no les importaba jugar un poco sucio si eso les daba como resultado una bella victoria.

"¿Cómo era eso posible?", se preguntó y, para su disgusto, comenzó a verlo más, a notarlo más, a buscarlo más.

Fue cuestión de poco tiempo para que Monoma se diera cuenta que Bakugou Katsuki era mucho más que sólo bobos prejuicios suyos.

Era un chico explosivo y muchas veces no tenía ni un sólo gramo de tacto al hablar o actuar, pero también tenía una increíble capacidad para entender a la gente, como si, en esos momentos donde guarda completo silencio, se dedicará a observarte, a notar todas esas conductas que ni tú mismo sabías que tenías. Es por eso que, cuando percibe un mínimo cambio en tu comportamiento, te lo hace saber y busca la manera de consolarte, aunque no sea muy sensible en eso.

Tenía muchas capas cubriéndolo, capas que escondían a un hombre vulnerable, asustadizo, gentil e inocente; escondían a un niño que tuvo que obligarse a ser lo que la gente esperaba que fuera; fuerte, mordaz, inteligente y salvaje.

No lo entiendan mal.

Está seguro que esa personalidad hostil ya era parte suya, que estaba orgulloso de ella (y si era honesto consigo mismo, le parecía sumamente increíble), pero no es un secreto que la sociedad influye mucho en nuestro comportamiento; la mitad de nuestras ideas se componen también de otras ajenas a las que nos inculcaron en nuestro hogar.

Tenía la certeza de que Katsuki se creó esa dura coraza de "niño invencible" para llenar los estándares; después de todo, tenía un poder realmente maravilloso y devastador, ¿qué cosa se podría esperar de su portador? ¡Exacto! Alguien igual de feroz, ¿verdad? Alguien que no necesita ayuda, que es impertinente y que está rodeado de orgullo, altivez y seguridad; alguien que no se permite caer o mostrar vulnerabilidad. 

Bueno... quizás ese no fue el caso de ese chico, pero podía verlo en sus ojos, esos que lo tienen tan atrapado pese a no ser especiales, como si su brillo ocultará un centenar de historias de bellos triunfos y grandes derrotas, como si le contarán en voz baja que había algo que nadie sabía de él y lo invitaban a averiguarlo.

—Amo a Bakugou.

Y eso no lo hizo sentir mejor.

no estoy segura si meexcedí de OoC en éstecapítulo, ya que, aunqueme agrada monoma, noestoy muy segura de cómoes su comportamiento

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no estoy segura si me
excedí de OoC en éste
capítulo, ya que, aunque
me agrada monoma, no
estoy muy segura de cómo
es su comportamiento.
ya tiene mucho que no leo
el manga ni veo el anime,
pero espero no haberme
desviado demasiado.

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Nunca entiendes © MonoBaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora