the girl is mine ♡︎ ❛ petalz ❜

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No era como si los celos hayan manipulado a Sakura, y por ello haya cogido las llaves del carro se montará en este y condujera hasta el trabajo de su amada chica. Solo la recogería, era un gesto noble.

¿Cualquiera haría eso por su pareja, no es así?

Eran casi diez minutos en vehículo hasta llegar al edificio de la corporación donde Kazuha supuesta ya debió haber salido; Sakura estacionó el coche frente a este y tomó un largo suspiro antes de dirigir su vista a su izquierda, mirando atentamente la entrada principal.

Sus labios se curvaron en una alegre sonrisa al ver a la taiwanesa cruzar las puertas de vidrio, como eran casi las siete de la noche los postes de luz y las del edificio ya se habían encendido, pero era el suficiente reflejo para iluminar la simpática sonrisa de dientes que Kazuha tenía en su rostro.

Pero había un detalle que causaba esa linda característica en Nakamura, pues a su lado, una linda castaña de piel pálida reía bien agarrada del brazo de la más alta.

Y pues Kazuha, estaba tan cómoda con aquello.

Sakura frunció el ceño y quitó las llaves del vehículo, dispuesta a salir de este y hacer su acto de presencia.

La menor alzó la vista y se sorprendió al ver a la mayor; aunque estaba del otro lado de la calle pudo notar una resplandeciente sonrisa que antes no había visto en la mayor.

─Oh, lo lamento Rei, creo que debes cancelar con las demás el plan que teníamos ahora. ─la menor la miró extrañada.

──¿Por qué? Ya íbamos a coger el taxi, de repente has cambiado de opinión así no más.

Kazuha negó de inmediato. ─mi novia ha venido a recogerme. ─hizo un ligero gesto con la cabeza señalando a la castaña al frente. Rei se impresionó.

Pensó que la chica igual de bonita que Kazuha, y mirándolo bien se acoplaban muy bien como una pareja. Le pareció tierno el gesto de la japonesa al venir a recoger a Nakamura al término de su jornada laboral.

─Uh, ya veo, entonces será para otro día, supongo. ─Naoi palmeó el hombro de la mayor. ─por cierto, linda chica tu novia, cuídala, nunca sabes que gatas puedan intentar quitártela.

Kazuha rió negando y agitó su mano despidiéndose de su amiga, quien siguió su camino hasta encontrarse con un trío de chicas en una parada de buses.