Susurros de lo Olvidado: Relatos desde las Sombras

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Cuando tus ojos se posan en estas palabras, es demasiado tarde. El aire a tu alrededor se torna espeso, casi asfixiante. No lo leas en voz alta, no intentes descifrar su significado, porque la curiosidad tiene un precio muy alto, uno que pocos están dispuestos a pagar. Lo que acecha en las sombras escucha cada sílaba, siente tu aliento tembloroso, y su respiración ya está detrás de ti, acercándose, siempre cerca...

En la profundidad de la noche, donde los gritos se ahogan en la negrura y los susurros son devorados por la penumbra, un ser se arrastra. Su piel fría como la piedra, su respiración rasposa, te envuelve en un terror creciente. Pero aún sigues leyendo, incapaz de detenerte. Las palabras te arrastran hacia el abismo, hacia el lugar donde el miedo es eterno.

Toca tu cabeza, siente el sudor helado en tu piel, pero no te atrevas a mirar atrás. Nunca mires atrás. Solo sigue leyendo... y no te detengas, jamás.

Hace mucho tiempo, una princesa llamada Arieslu conoció la traición. Sus amigos, aquellos en quienes más confiaba, tejieron un cruel destino para ella. En su cama, tejieron una red de horrores: arañas, negras y brillantes, que se arrastraban con promesas de muerte. Sabían de su pavor, conocían sus pesadillas, y aun así, lo hicieron. Eran malvados, astutos y, sobre todo, letales.

Esa noche, Arieslu sintió el roce helado de las patas sobre su piel y su grito resonó como una campana rota en el vacío. Su corazón se detuvo, y su vida fue devorada por el veneno de la traición. Nadie olvidó su grito, ni el terror que se llevó a la tumba. Pero su historia no acaba ahí, no. Ahora, tú también formas parte de este relato. El destino te ha elegido.

La torre en el bosque oscuro, aquel castillo maldito, donde el viento parece aullar como las almas en pena, se alza imponente. Dicen que los espíritus que habitan allí no conocen la paz, y sus gemidos nocturnos te invitan a unirte a su tormento eterno. Arieslu fue una de ellas, atrapada para siempre en los pasillos fríos, vagando sin rumbo, con los ojos vacíos, esperando, siempre esperando.

Un día, la niña que soñó con ese castillo vio algo más allá de las sombras: una figura oscura, una presencia que nunca debería haber despertado. Despertó con un grito, pero ya no estaba en su cama. Su mundo había cambiado, ahora atrapada en el mismo castillo que visitó en sus pesadillas.

Las leyendas cuentan que quien pone pie en ese lugar no vuelve a salir. La torre es alta y susurros se escapan de sus paredes, cargados de maldiciones antiguas. Los aldeanos evitan la vista del castillo, temerosos de lo que puedan ver en sus ventanas rotas. Y tú, si llegas a encontrarte allí, entre sus puertas oxidadas, sentirás el peso de las almas que nunca encontraron descanso.

El ser maligno te acecha, siente tu miedo. La oscuridad se cierne sobre ti, pero ya es tarde. Has leído demasiado, y ahora, la sombra también te ha reclamado.