𝟑. "𝑬𝒏 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒐𝒄𝒖𝒍𝒕𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐..."

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Pasaron, días, meses, años.

Enzo nunca volvió.

Julián ya había terminado la secundaria, sin Enzo. Julián cumplió años, sin Enzo. Julián creció, sin Enzo.

Julián vivió, y sin Enzo.

Con el paso del tiempo, aprendió y se acostumbró a vivir sin él.

Era cierto que aún pensar en Fernández dolía, pero sabía sobrellevarlo.

Álvarez creció, claramente, y maduró. No solo en lo físico, aunque ya tenía barba, había crecido unos cinco centímetros como mucho y sus facciones ya no mostraban adolescencia, aunque también en lo mental había crecido.

Pues comenzó a afrontar sus miedos; dejar de temer por ser homosexual, dejar de depender de un cuaderno para expresarse.

En el camino, conoció gente, con la que aprendió que no con todos hay que confiar, pero todo su vida se basó en aprender y enseñar.

Su familia lo apoyó, pues salió del clóset. No le interesaba que lo echaran de casa por sus gustos, aunque por suerte no fue así. Agradecía que sus padres sean abiertos de mentes que, de haberlo sabido hacía tiempo, quizá todo hubiera sido más fácil y/o diferente.

Por esa razón aprendió que el que no falla el que no intenta. Y eso se lo grabó en la mente.

Comenzó a salir a boliches, a buscar su propio disfrute. Donde vio y conoció pibes atractivos, se acercaba a ellos, aunque era en vano, pues no llegaban a más que solo unos besos.

Besos que no lo llenaban en lo absoluto.

Supo que al terminar el secundario, debía comenzar a buscar carreras para estudiar en la universidad, pero no se sentía cómodo con la idea de estudiar en el país, quería irse al extranjero.

Esa idea la omitió, le parecía muy precipitado. Aparte, ¿con qué fin iría?

Debía descubrirlo y/o entenderse a él mismo.

Una vez, decidió ir a un bar, lugar donde conoció a un chico. Tuvo sexo con él, pero en ningún momento se sintió satisfecho, no porque el pibe haya hecho algo mal. Simplemente, Julián sentía que todo lo que hacía estaba mal. Él no estaba bien. Quería irse y olvidarse de todo y todos.

Eso lo llevó a comenzar a investigar y descubrió que, en San Francisco, Estados Unidos, habían buenas universidades.

Aunque no fue eso lo que en realidad llamó su atención. Debía admitirlo.

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𝑺𝒐𝒍𝒐, 𝑨 𝑭𝒖𝒆𝒈𝒐, 𝑳𝒍𝒂𝒎𝒂𝒅𝒂 -𝑬𝑵𝒁𝑼𝑳𝑰𝑨𝑵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora