Nobara había llegado al rescate de su amiga, y ya se estaban dirigiendo a casa. Amelia estaba mirando hacia la nada. La noche anterior seguía latente en su mente, y a pesar de sus esfuerzos, no lograba sacársela de encima. No había dormido bien y se notaba en sus ojos cansados y la forma en que jugaba nerviosa con sus dedos.
—¿Entonces? —dijo Nobara, inclinándose hacia adelante con una sonrisa cómplice y una mirada que brillaba con picardía—. ¿Qué fue lo que pasó anoche?
Amelia parpadeó, sorprendida por la súbita pregunta de su amiga. Sabía que eventualmente tendría que enfrentar este interrogatorio, pero no esperaba que llegara tan pronto ni con tanta intensidad.
—Eh... ¿qué quieres decir? —respondió Amelia, intentando sonar casual, aunque su voz temblaba ligeramente.
—Vamos, Ame —Nobara no dejaba de mirarla fijamente—. Ayer desapareciste en pleno baile. ¡Uno de los mejores momentos de la noche! Y luego desapareciste como un fantasma. Nadie sabía dónde estabas. ¿Qué pasó? ¿Dónde fuiste?
Amelia sintió cómo el calor subía a sus mejillas. Sabía que no podría escapar de las preguntas de Nobara tan fácilmente, pero tampoco quería revelar la verdad. No podía contarle que se había encontrado con aquel chico en los baños, que sus ojos azules la habían cautivado de una manera que no lograba explicar y que, sin pensarlo mucho, había terminado yendo a su casa. Y peor aún, había pasado la noche con él. Era algo completamente fuera de lo común para ella y la vergüenza la estaba matando por dentro.
—Nada, nada importante —intentó decir, agitando la mano con una sonrisa incómoda—. Solo me sentí un poco mal y decidí irme antes. Ya sabes, demasiada gente, ruido... me sentí abrumada.
—¿De verdad? —Nobara arqueó una ceja, claramente no comprando la excusa barata de Amelia. Sabía que su amiga no era una buena mentirosa—. ¿Y te fuiste a un lugar desconocido por eso? Porque te vi salir del baño y desaparecer. No vuelvas a decirme que solo te sentiste mal porque no lo compro. Además... —se inclinó aún más, bajando la voz en un tono cómplice—, tenías una expresión muy diferente cuando saliste del baño.
Amelia tragó saliva y se retorció incómoda. No sabía cómo continuar con las mentiras, especialmente cuando Nobara la estaba observando con tanta atención.
—Bueno... es que... —intentó nuevamente, pero Nobara no estaba dispuesta a dejarle espacio.
—¡Amelia! —dijo de golpe, con una expresión de sorpresa fingida—. ¿Acaso conociste a alguien? ¡Oh, por favor, dime que sí! ¿Fue un chico guapo? Porque esa cara no es de alguien que solo salió a tomar aire fresco, yo la conozco muy bien.
Amelia bajó la mirada, incapaz de mantener el contacto visual. Sabía que no había vuelta atrás. Nobara era como un perro rastreador; una vez que olía algo, no soltaba el rastro hasta conseguir toda la información. Suspiró y, después de unos segundos de silencio incómodo, decidió admitir al menos parte de la verdad.
—Bueno... conocí a alguien, sí —murmuró, sintiendo el peso de las palabras salir de su boca. Pero antes de que pudiera decir algo más, Nobara dio un pequeño grito de emoción.
—¡Lo sabía! —exclamó, emocionada—. Sabía que algo así había pasado. ¡Cuéntame todo! ¿Quién era? ¿Cómo lo conociste? ¿Es guapo? ¡Cuéntamelo todo, por favor!
Amelia se encogió de hombros, luchando por mantener la calma mientras su mente se llenaba de imágenes de la noche anterior. Los ojos azules, la sonrisa traviesa, la manera en que la había mirado como si fuera la única persona en el mundo.
—Lo conocí en los baños —empezó a explicar, hablando tan bajo que Nobara tuvo que inclinarse para escucharla—. Y sí, es guapo, muy guapo. No recuerdo mucho más... estaba algo confundida y... bueno... terminamos yendo a su casa.
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𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐎𝐧 𝐁𝐨𝐚𝐫𝐝 - Gojo Satoru x Tú
RomancePara Gojo Satoru, una noche de diversión con Amelia parecía ser solo un momento más en su vida. Para Amelia, esa simple cita grupal lo cambió todo... Amelia era una estudiante universitaria con la vida perfectamente organizada, pero tras una noche a...