parte 2

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que consideraba noble.
El secuestro de los nobles había llamado la atención del “pacto” pues era un hecho que podía desencadenar una guerra entre los diversos seres y que arrasaría también con el reino humano por lo que el alto concejo decidió que era buena idea enviarlo a él a investigar y asignarle un nuevo compañero.
- Entonces, ¿qué haremos? - pregunto Yaholt.
- ¿Qué dice tu manual al respecto?
- Yo, por mi parte voy a investigar quién querría realizar ritual y porque justo ahora.
- ¡bien! – dijo Arlo sonriendo – yo iré a investigar un poco con unos contactos.
- ¿A dónde iremos?
- Tu vas a ir al concilio y a reportar todo lo que se deba reportar, te vas a tomar unos tragos y a tener sexo desenfrenado con alguien y te veré el miércoles dispuesto a morir.
- O peor supongo – dijo Marleen – yo puedo ayudarte con los tragos y lo demás, si gustas – dijo coqueteando.
- Nos veremos después – dijo Arlo.
Inmediatamente de abrió una puerta de cristal que emitía una luz violeta y la cruzó, tras de él la puerta se dobló sobre si misma y desapareció.
- ¿Y dónde se supone que lo veré?
- No te preocupes, el te verá; ahora dime ¿cuándo te veo en mi apartamento?
Yaholt sintió una mezcla de temor y excitación, sabía que nada bueno podía salir de ir a visitar a la bruja, pero algo en su mirada y su voz lo tenía cautivado, sentía el extraño deseo de ir con ella y no dejarla hasta que su cuerpo muriese. No respondió solo miro sus ojos y sonrió.

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Igual que cada noche llegó a su departamento, su cabello negro estaba demasiado alborotado y le dolían las manos; deseaba con todas sus fuerzas dejar de gastar su vida en tonterías como llevaba más de 50 años haciéndolo, en algún punto paso de ser una hechicera muy reconocida a una baratija que los hombres buscaban solo por placer y ese punto fue el día que renunció a su poder por voluntad propia justo después de que su hechizo en lugar de salvar a su hermano menor lo había terminado matando más rápido. Su departamento estaba en el último piso, antes de empezar a subir las escaleras se quitó las zapatillas, su vestido olía a cigarro, alcohol y sexo, asqueroso sexo, me repugnaba ese olor, pero el dinero seguía siendo necesario.
Le urgía llegar a su departamento y limpiarse, mañana sería otro día, la noche era joven y estaba segura de que aún le quedaba algo de vodka en su alacena. Casa escalón le causaba molestia y las piernas le seguían temblando, ¿En qué momento era que los hombres habían desarrollado tantas perversiones? Unos escalones más y podría relajarse y descansar hasta que el sol brillará de nuevo, la mañana siguiente se preocuparía por comprar algo de comer y más alcohol.
La cerradura se atoró, igual que todas las noches; hubiera Sido tan fácil usar un hechizo para bloquear y desbloquear la puerta, pero jamás volvería a usar magia excepto claro por los sellos y runas que había grabado en todo el departamento para protegerse de los ojos externos después de todo la sangre de los diferentes atraía a toda clase de seres.
Tras un par de malas palabras y algunos golpes la llave giro permitiéndole abrir la puerta, dio un paso dentro del departamento y busco instintivamente el apagador para encender la luz; su gato maulló al escucharla llegar sonrió al escucharlo, al menos alguien la seguía extrañando; colgó las llaves en el tornillo que habían puesto en la pared y se quitó la chaqueta para dejarla caer en el suelo. Se froto los brazos desnudos, justo dónde había moretones y cortadas y se abrazo buscando darse ánimos; deslizó lentamente su vestido hasta sus pies dejando sus pechos desnudos al aire y su intimidad cubierta solo por una delgada tanga roja “al menos no la habían roto está vez” pensó, camino hacia la alacena, tomo un vaso y una botella medio vacía de vodka se sirvió medio vaso y lo bebió de golpe. El gato maulló de nuevo.
- Ya voy Sam – dijo mientras servía de nuevo vodka – mamá tuvo un mal día, - sonrió levemente – pero mañana ya habrá comida para los dos.
El gato maulló nuevamente, ella se giro sonriendo para ver a su mascota, se sorprendió a ver una silueta sentada en una silla en la mesa que estaba acariciando al gato que permanecía echado en sus piernas.
- Así que este lindo angelito se llama Sam – le dijo – es muy agradable.
Ella se sobre salto a ver la silueta y aun más al escuchar la voz horriblemente familiar, de la sorpresa dejo caer el vaso que se estrello al golpearse con el suelo e inmediatamente cubrió sus pechos con un brazo y con la otra mano cubrió su zona íntima.
- ¿tu? – pregunto molesta – ¡de todos los desgraciados del mundo tenías que ser tú!
Su voz denotaba un marcado enojo, forzó la vista para penetrar la sombra que cubría al hombre, sus ojos verdes no lo lograron por lo que tuvo que usar la mano con la que se cubría la zona íntima para acercarse a la pared y buscar el segundo interruptor.
Cuando las luces se encendieron dejaron ver a su invitado forzado: era un hombre de cabello castaño y piel clara, sus rasgos de veían deteriorados como si la vida se hubiera ensañado en lastimarlo y aun así tenía una cierta belleza que culminaba en su sonrisa, sus ojos color miel hacia retrato que rallaba en lo perfecto, estaba vistiendo algo que parecía una camisa de color azul celeste y unos pantalones negros, la miraba y sonreía mientras acariciaba al gato que se mostraba feliz.
- Me había olvidado de lo hermosa que eres- dijo mientras observaba el cuerpo de ella – aunque no esos rasguños y moretones no te quedan bien, deberías usar un hechizo regenerador para sanarlos y que tu cuerpo siga siendo perfecto.
Ella era realmente bella, su piel morena cubría una figura que muchas modelos habrían envidiado, de “pechos perfectos y caderas deseables” era la descripción que usaba para promocionarse, pero el cuerpo no era su único atributo: su rostro tenía unos rasgos casi divinos acompañando unos labios que “incitaban al pecado” y unos ojos verdes que reflejaban tristeza y rematando con una cabellera rojiza la convertían en una imagen casi para ser pintada por un artista.
- Ya no hago esas cosas y lo sabes – dijo mientras buscaba con que cubrirse.
- Cierto, es una lastima eras muy buena con tus habilidades.
- Pensé que solo te había impresionado en la cama.

LA SOMBRA DEL PACTO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora