★[ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ]彡★

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Duxo no pudo apartar la vista de Natalan, quien se movía con la agilidad de alguien acostumbrado a ese tipo de trabajos

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Duxo no pudo apartar la vista de Natalan, quien se movía con la agilidad de alguien acostumbrado a ese tipo de trabajos. El joven apretó el cuchillo en su mano, pero sabía que la situación era más complicada de lo que parecía. Natalan había cazado criaturas como la sirena durante año, tenía experiencia; Duxo, en cambio, no tenía más que su determinación.

El brillo de la aleta dorada de el tritón, se veía cada vez más intenso bajo el agua, como si estuviera esperando el desenlace de lo que sucedía en la orilla.Duxo dio un paso atrás, evaluando sus opciones y pensando que debería hacer, mientras Natalan sacaba una red hecha de cuerdas gruesas y muy  pesadas.

Escucha, muchacho —dijo Natalan, con una sonrisa torcida—. No tienes que meterte en esto. Podemos compartir las ganancias. Solo necesito que me ayudes a atraparla. Piensa en lo que podrías hacer con ese oro.

Duxo  sintió una punzada en su interior. Era exactamente lo que había venido a buscar: riqueza, un cambio de vida. Pero al ver a al  tritón, su belleza etérea y la serenidad en sus ojos, supo que no podía traicionarlo de esa manera. Había algo en el, algo más allá de las leyendas, que lo hizo vacilar.

No —respondió Duxo, con la voz firme—. No la vamos a capturar.

Natalan soltó una carcajada áspera y arrojó la red al suelo, comenzando a rodear a Duxo  como un depredador.

Eres más estúpido de lo que pensé. Pero si no quieres ayudarme, te apartaré de mi camino.

Antes de que Duxo pudiera reaccionar, Natalan se lanzó sobre él. Fue rápido, mucho más de lo que Duxo esperaba para un hombre de su edad. Lo derribó al suelo, haciéndolo caer sobre las rocas húmedas y resbaladizas. El cuchillo de Duxo  voló de su mano, rebotando en las piedras y cayendo al água con un sonido sordo.

Duxo forcejeó, pero Natalan lo tenía inmovilizado, y con una sonrisa maliciosa, sacó una cuerda de su bolsillo, dispuesto a atarlo. En ese momento, el más bajito de los dos  vio a al tritón  salir del agua, su rostro reflejando preocupación. No había huido. Algo en su mirada le transmitió esperanza.

Sin embargo, Natalan no prestó atención a la criatura. Estaba demasiado ocupado asegurándose de que Duxo no fuera un obstáculo. Mientras luchaban, un resplandor dorado surgió del agua, cegando momentáneamente a ambos. El tritón, con un movimiento fluido y poderoso, emergió por completo. Su aleta dorada era aún más magnífica bajo la luz de la luna, y por primera vez, Duxo pudo ver su rostro de cerca: delicado, de ojos grandes y cristalinos, con un color miel bello, con una expresión que era tanto compasiva como sabia.

Duxo  sintió una corriente de energía pasar a través de él. Aunque no podía moverse, notó que Natalan, paralizado por la sorpresa, aflojó el agarre de la cuerda. La sirena lo observaba detenidamente, como si estuviera decidiendo qué hacer. Entonces, con un rápido movimiento de su mano, levantó una pequeña ola que empujó a Natalan hacia atrás, haciéndolo caer al suelo con un golpe sordo.

𝕰𝖓𝖈𝖍𝖆𝖓𝖙𝖊𝖉• Duxino•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora