Esta es una precuela de Concierto, Confusión y Conversación.
Nicola había aterrizado en Los Ángeles el viernes, lista para enfrentar una de las noches más importantes de su carrera: presentar un premio en los Emmys. Desde su llegada, había sido un torbellino de actividades. Reuniones con su nueva agencia, sesiones de fotos interminables y ensayos para la ceremonia la mantenían completamente ocupada pero no eso detenía a Luke.
Desde hacía días, el teléfono de Nicola había recibido constantemente llamadas y mensajes suyos pero ella simplemente los ignoraba. No porque no quisiera hablar con él, sino porque su mente estaba enfocada en el trabajo y, en el fondo, temía la conversación que sabían que debían tener.
Ahora no era el momento para una conversación. Menos una que se sentía que tomaría horas y que deberían tener sin interrupciones.
El sábado por la noche, JVN y su esposo también se encontraban en Los Ángeles y asistieron a un evento junto a Nicola. Mientras disfrutaban de la velada, la atención de JVN se desvió hacia el teléfono de Nicola, que vibraba constantemente. Cuando vio que era Luke, no pudo evitar comentar.
—¿Ese es Luke de nuevo? —preguntó, con una mezcla de sorpresa y preocupación.
Nicola suspiró y asintió, sintiéndose un poco avergonzada al ser vista en esa situación.
—Sí, no he podido contestarle. Estoy... ocupada —respondió, intentando restarle importancia.
Mark, al notar la tensión, se unió a la conversación.
—Nicola, si te importa, deberías hablar con él. No quiero sonar como un consejero, pero a veces, las cosas no se resuelven solas.
—Es que no sé si quiero tener esa conversación ahora mismo —replicó ella, sintiendo que la presión aumentaba.
—Las relaciones requieren trabajo y comunicación cariño. —dijo JVN—. Hablar puede ser difícil, pero dejar que las cosas se acumulen solo hará que duela más después.
Nicola reflexionó sobre sus palabras, sintiéndose un poco más ansiosa. Esa noche, dejó el teléfono sin contestar y se sumergió en el evento, pero la conversación con JVN y Mark la persiguió.
El domingo llegó rápidamente. Nicola, envuelta en su vestido plateado que brillaba como un diamante, caminaba por la alfombra roja. Estaba radiante, pero detrás de esa sonrisa se ocultaba la incomodidad de saber que Luke aún esperaba una respuesta. Durante la premiación, presentó un premio, y luego se dirigió a realizar una entrevista con E! Entertainment, donde su sonrisa seguía tan brillante como su vestido.
Nicola terminó la entrevista y se dirigió a que su estilista ajustara el vestido para el after party, vio como su publicista colgó el teléfono y se acercó con una expresión de preocupación y visiblemente nerviosa.
—Hay algo que debes saber —le dijo, con la voz baja para no alarmar a nadie.
Nicola levantó una ceja, esperando el típico drama hollywoodense que suele venir con esos comentarios.
—Luke está en Los Ángeles.
El corazón de Nicola dio un vuelco. ¿Luke? ¿Aquí? No lo podía creer. Se suponía que él estaba en Londres, y aunque ella había ignorado sus intentos de comunicación, no esperaba que él hiciera algo tan impulsivo.
—¿Qué? —su voz salió más alta de lo esperado—. ¿Qué hace aquí?
Su publicista le explicó lo básico, pero no había tiempo para detalles. Con un nudo en el estómago, Nicola tomó su bolso y volvió al hotel. No fue al after party. No podía.
