f i n a l

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Harry nunca fue bueno con las palabras. Cuando era niño, la gente pensaba que era adorable. El dulce y tímido Harry, que era silencioso como un ratón y prefería comunicarse con gruñidos y gruñidos. Sin embargo, creció hasta convertirse en un alfa y entonces se convirtió en un problema. De repente su comportamiento estaba muy mal visto por muchos.

La escuela era un infierno, sabía que asustaba a la gente, era grande y su olor era fuerte y aún le costaba expresarse, cosa que le hacía sentirse extremadamente frustrado y le dejaba un mal carácter que hacía que la gente huyera de él.

Era un círculo doloroso.

En la universidad, las cosas volvieron a cambiar, descubrió que había personas que se sentían atraídos por alfas grandes y malhumorados con presencias fuertes y olores abrumadores. Al principio tomó y tomó y tomó, de cada persona que quería darle algo. Era egoísta y codicioso, y no pensaba en las personas que realmente querían estar cerca de él. Hicieron falta cuatro años, un valiente omega y una dura bofetada en el rostro para que Harry se diera cuenta de lo injusto que estaba siendo.

Entonces cambió su forma de actuar y se prometió a sí mismo que nunca más volvería a utilizar o engañar a otra persona.

A Harry le iba bien, tanto en lo profesional como en lo personal. Claro, todavía no salía mucho -o casi nada- pero era feliz así. En realidad, gracias al sistema de apareamiento que le proporcionaba su oficina, ni siquiera pensaba mucho en salir con alguien, sus niveles corporales estaban bien y su alfa estaba satisfecho. Realmente no necesitaba nada más... hasta que lo conoció.

Louis Tomlinson era todo lo contrario a Harry, era la encarnación del puto sol. Con su brillante sonrisa, sus deslumbrantes y claros ojos azules, y su aura resplandeciente hacía girar las cabezas por donde quiera que fuera. Harry nunca había fantaseado con almas gemelas o con el omega de sus sueños, y después de la primera vez que vio a Louis, comprendió por qué. Ninguna fantasía podría compararse con la forma en que el omega lo miraba a los ojos. Para Harry, era nada menos que maravilloso.

Recordaba claramente haber pensado: "Ya está, eres mío".

Ese pensamiento lo asustó mucho. No era del tipo posesivo, ni del tipo que planea todo su futuro con un desconocido justo después de verlo por primera vez. Necesitaba tranquilizarse, alejarse de Louis.

Y eso fue exactamente lo que hizo. Era fácil evitar al omega, porque técnicamente, siempre evitaba toda su oficina. Las únicas veces que estuvo a punto de ceder fueron cuando Louis puso su nombre en su lista de celo.

La primera vez que estuvo tan cerca de decir que sí, que de hecho se mandó a sí mismo a un celo adelantado después de que finalmente envió el correo electrónico rechazando el acuerdo, su cuerpo no entendía por qué se estaba negando a sí mismo algo que anhelaba tanto.

En ese momento, estaba completamente seguro de que no iba a ser capaz de acostarse con Louis sin mezclar otros sentimientos. Ya estaba demasiado metido, y las únicas interacciones que había tenido con el omega eran el intercambio de algunas miradas en la sala de descanso.

Ambos querían cosas diferentes del otro y eso estaba bien, pero Harry conocía sus límites, y era consciente de que la única forma de evitar el desamor era seguir manteniendo la distancia con Louis.

Y lo estaba consiguiendo, hasta que, claro, se enteró de que el estúpido de Thomas estaba abandonando a Louis en el último minuto, y tendría que pasar su celo solo y angustiado. Fue como si un interruptor se encendiera dentro de su cuerpo, simplemente no podía dejar que Louis pasara su celo sufriendo.

El resto era historia, y de lo único que estaba seguro era de que no había vuelta atrás después de ese primer fin de semana. Estar con Louis era mejor de lo que Harry podría haber esperado o imaginado, era perfecto en todos los sentidos. Era tan inteligente y divertido, y siempre hacía los sonidos más bonitos cada vez que Harry le decía algo, dentro y fuera de la cama. En cuanto Harry se dio cuenta, no pudo dejar de susurrarle cosas dulces -y no tan dulces- al oído.

Tennis courtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora